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Ammán (Lunes, 11-05-2009, Gaudium Press) Cerca de 50 mil fieles, venidos de diferentes países del Oriente Medio – de Egipto a Irak – llenaron este domingo el Estadio Internacional de Amã para asistir a la celebración presidida por el Papa Benedicto XVI, cuya homilía estuvo centrada en los cristianos de la región, y oír sus palabras antes de la oración del Regina Coeli.
En la homilía, Benedicto XVI comentó sobre la importancia y la rica diversidad de la Iglesia Católica en Tierra Santa. Al hablar sobre su visita al Monte Nebo, el pontífice dijo que rezó para que la Iglesia en la región pueda ser «confirmada en la esperanza y fortificada en su testimonio a Cristo Resucitado, el Salvador de la humanidad».
«La comunidad católica de aquí está profundamente tocada por las dificultades e incertidumbres que afligen a todos los habitantes de Oriente Medio, nunca se olviden de la gran dignidad que deriva de su herencia cristiana».
El Papa recordó que ayer se celebraba en toda la región el Año de la Familia, y, en Jordania, también el Día Mundial de Oración por las Vocaciones. Con relación a eses tópicos, el Santo Padre pidió que toda familia cristiana pueda «crecer en fidelidad a esta noble vocación de ser una verdadera escuela de oración, donde los niños aprenden el sincero amor de Dios, donde maduran en la autodisciplina y en la atención a las necesidades de los otros y donde contribuyen para la construcción de una sociedad siempre más justa y fraterna.»
Él destacó, además, la importancia de la mujer en los trabajos misioneros y vocacionales, como aquellos realizados por monjas, educadoras y enfermeras, y lamentó que «esta dignidad y esta misión donadas por Dios a las mujeres no siempre han sido suficientemente comprendidas y estimadas». «Todavía, es con el testimonio público de respeto por las mujeres que la Iglesia en Tierra Santa puede dar una importante contribución al desenvolvimiento de una cultura de verdadera humanidad y a la construcción de la civilización del amor».
Antes de la oración del Regina Coeli, Benedicto XVI habló nuevamente del «carisma profético» de las mujeres y propuso como ejemplo supremo de las virtudes femeninas a la Bienaventurada Virgen María.
Betania y el Río Jordán
Más tarde en este domingo, a las 17h30 locales, Benedicto XVI visitó Betania de Transjordânia – o Betania además del Río Jordán – donde presidió una ceremonia para la bendición de las primeras piedras de la Iglesia de los latinos y de la Iglesia greco-melquita de la región. El terreno fue cedido por el Rey Abdullah II.
El local tiene especial importancia católica porque, según la historia bíblica, fue allí que Juan Bautista ejerció mayor parte de sus actividades y donde la vida pública de Jesús fue más actuante. Fue también en las proximidades de aquella región que Juan Bautista bautizó al primo Jesús, con las aguas del río que da el nombre al país. El local también es conocido con el nombre de «Wadi Al-Kharrar» (valle melodioso), en referencia al murmullo de las aguas del Jordán.
En el local, el Papa fue acogido por el director del Centro Al-Maghtas y visitó el itinerario arqueológico del local del Bautismo. El transcurso concluyó donde están siendo erigidas la iglesia de los latinos y la de los greco-melquitas.
En su discurso, Benedicto XVI recordó que la primera piedra de una iglesia es símbolo de Cristo: «La iglesia se apoya en Cristo, es amparada por Él y no puede ser separada de Él. (…) Esta es la realidad de la Iglesia; ella es Cristo y nosotros, Cristo con nosotros».
Después del rito de la bendición de las primeras piedras, Benedicto XVI volvió a la Nunciatura Apostólica, donde se encontraba hospedado. Todavía en el domingo, partió en avión a Tel Aviv, segunda etapa de su «peregrinación» inédita a Tierra Santa.
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