Santiago (Miércoles, 19-09-2012, Gaudium Press) Durante las celebraciones de la independencia nacional de Chile, se realizó ayer en la Catedral Metropolitana el tradicional y solemne Te Deum de Fiestas Patrias. El oficio de acción de gracias a Dios por los 202 años de vida republicana fue presidido en esta oportunidad por el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, y contó con la presencia de las máximas autoridades del país.
Mons. Ezzati en su intervención |
Entre los altos funcionarios presentes se encontraban el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y su esposa, Cecilia Morel; el presidente del Senado, Camilo Escalona; el presidente de la Cámara de Diputados, Nicolás Monckeberg, y el presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballesteros. También asistieron Ministros de Estado, Subsecretarios, embajadores, diplomáticos y los representantes de los principales servicios públicos e instituciones de orden y seguridad nacional, entre otros.
La versión 2012 del Te Deum fue transmitida vía ‘streaming’ y seguida por cientos de fieles a través de la redes sociales Twitter y Facebook. Asimismo fue transmitido en directo y para todo el país por la señal abierta de Canal 13.
Recuperar la confianza: fundamento del orden social
En su extenso mensaje al país, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ezzati, hizo un llamado a recuperar las confianzas y a trabajar unidos en la construcción de una confianza mutua. «¡Es imposible crecer en desconfianza! ¡Es imposible educar en desconfianza! ¡Es imposible amar con desconfianza! La desconfianza corta la trama del tejido humano y hace que se desplome la viga maestra que sostiene la polis, el templo y el hogar. Es urgente trabajar mancomunados, emprender una noble movilización nacional para recrear una atmósfera de fe y de benevolencia que permita confianza mutua, en la palabra dada y en la colaboración que posibilite alcanzar el mayor bien común posible», dijo a los presentes.
En este sentido, la autoridad eclesiástica destacó que el ambiente de insatisfacción que brota de la desconfianza social «se presta para que aparezcan formas de violencia que, de manera real o simbólica, buscan destruir al adversario o simplemente al que no piensa como yo. Este año lo hemos experimentado cruelmente en diversas formas de intolerancia y de discriminación. Hemos sufrido en las calles de la ciudad, en el corazón de las asambleas vecinales, escolares, regionales, así como en otras formas de reivindicación social».
Y agregó: «este no es el mundo que queremos construir si es que, de verdad, queremos decir un sí incondicional al Dios de la Vida, de la Verdad, de la Justicia y de la Paz, que nos quiere hermanos y hermanas».
Valorar las instituciones básicas del país
Más adelante el obispo reflexionó en torno a seis escenarios que desafían al país en la construcción de condiciones objetivas de confianza. Estos son el cultural, el político, el económico, el educacional, el comunicacional y finalmente, el migratorio.
En lo político el prelado dijo que existe una actual crisis de confianza en las instituciones, que se ha hecho patente en las encuestas de opinión. En este escenario señaló que una mayor conciencia de ciudadanía y de respeto por los derechos de todos, expresada en los movimientos sociales, «interpelan las formas tradicionales de la política de partidos y nos desafían a pensar cómo construir hoy día la vida cívica de Chile».
«Lo nocivo es sembrar la desconfianza en las autoridades o en estos nuevos movimientos, o bien, en negarse a dialogar limitándose a exigir e imponer intereses parciales. Y, ciertamente, es nocivo el no-argumento de la anarquía, sobre todo en su expresión violenta, que es un signo potente de la desconfianza en todo lo que la sociedad organizada pueda construir», enfatizó.
De este modo, la autoridad eclesial destacó que «es muy necesario ayudarnos a valorar las instituciones básicas del país, comenzando por la familia y la escuela, siguiendo por los Tribunales de Justicia, el Congreso y la Presidencia de la República (…) Para ello se necesita estar a la altura de las demandas sociales destacando en los hechos dos conceptos esenciales de la construcción de un pueblo: la búsqueda honesta del bien común, por sobre todos los bienes particulares, y el sentido de servicio en todos los quehaceres ciudadanos del país».
De la fe nace la confianza y la esperanza
Saludo entre el Presidente Piñero y el Arzobispo de Santiago |
Continuando con la lectura de su homilía, el Arzobispo no dudó en sostener que «sin fe, sin confianza, no se puede recomponer la vecindad ni la convivencia en el barrio, en el foro, en el Congreso o en la Escuela. Sin fe, sin confianza, se deshacen las lealtades, se destruyen los pactos y hasta se aprueban leyes transeúntes sin un serio arraigo en quienes las discuten y las aprueban. Sin fe, sin confianza, no se puede sanar la convivencia herida, generándose la dispersión de las mejores propuestas y un aislamiento fatídico de cada cual con su verdad, carente de toda credibilidad».
En esta línea apuntó a que el Año de la Fe, propuesto por el Papa para celebrar los 50 años del comienzo del Concilio Vaticano II, se instituye como un tiempo para ponerse «al servicio de todos para ayudar a fortalecer la confianza mutua y en que, con humildad, esperamos también ser dignos de la confianza de quienes se han alejado de nosotros».
Casi al término de su alocución, monseñor Ezzati manifestó que junto a la fe nace también la esperanza, «esa virtud humilde y necesaria, que invocamos cuando no encontramos el camino o desconfiamos de la ruta que quisiéramos seguir».
Detalló que «así como en el corazón de la Fe se encuentra la certeza y la verdad, en el corazón de la Esperanza habita el amor en plenitud. La realidad siempre posible del amor. Es verdad que solemos decir esperanza cuando pensamos en el futuro. No dejemos de lado el corazón de la esperanza que nos habla del presente. Eso es esencial pues, en medio de las dificultades y vicisitudes del presente, la esperanza nos asegura el hecho de poder amar y ser amados hoy día, mañana y siempre. De esa manera, y junto a la Fe, ella se transforma en la virtud de la confianza», concluyó.
Tradición republicana
El Te Deum es un Canto de Acción de Gracias a Dios, y tiene sus orígenes en el siglo IV. Las palabras Te Deum significan «A ti, oh Dios», y son las primeras palabras de este Cántico de Alabanza. El Te Deum se ha celebrado tradicionalmente en Chile desde 1811, año en que el general José Miguel Carrera pidió a la autoridad eclesiástica de la época que celebrara una Acción de Gracias para conmemorar el primer aniversario de la Junta Nacional de Gobierno. Desde entonces, cada 18 de septiembre la Iglesia local invita a todas las autoridades del país a dar gracias a Dios por la vida y destino de la patria.
Gaudium Press / Igor Roco
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