viernes, 22 de noviembre de 2024
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Cada vez más empleados de centros abortistas se retiran por campañas de oración en E.E.U.U.

Fredericksburg, Virginia (Viernes, 21-09-2012, Gaudium Press) Estados Unidos prepara, para el próximo 26 de septiembre, el inicio de la próxima campaña nacional de oración 40 Días por la Vida, en la cual voluntarios se reúnen frente a los centros de aborto para orar y sensibilizar a las madres que consideran acabar con la vida de sus hijos. Uno de los frutos más interesantes de la campaña, que llega a su edición número 11, es la conversión obtenida para quienes laboran en las clínicas y deciden dejar ese destructivo negocio.

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«Cuando lanzamos 40 Días por la Vida, esta era una estadística que no podíamos haber predicho», afirmó a National Catholic Register Shawn Carney, directora de la campaña, sobre los 69 empleados que se han retirado de las clínicas por el testimonio de fe de los activistas. «Esperábamos que las madres eligieran la vida y que las instituciones cerraran. Los trabajadores eran otra historia».

Transformar el rechazo y la enemistad

La conversión de un empleado, un administrador o un médico de una clínica de abortos deja una lección muy importante en la lucha por la Vida. «Ellos son los que, teóricamente, se suponen que son nuestros enemigos, y sin embargo la diferencia la hace la oración y el carácter pacífico de las campañas», explicó Carney. Según la activista, los empleados que se han retirado de forma manifiesta – no hay forma de conocer los casos de quienes lo hacen discretamente – lo hacen cerca del final de la campaña.

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«La primera semana no nos quieren. Están agitados, percibimos hostilidad. Durante la segunda semana esto aumenta. Se burlan de nosotros, o se ríen», comentó. Pero el testimonio perseverante cambia la situación con el tiempo. «Los empleados ven mucho de los voluntarios. Se dan cuenta de que están orando antes de que ellos lleguen, y siguen ahí cuando se van».

Al final de la campaña ya se ha formado un sentido de respeto inspirado por la constancia y la fe. Según Carney, para la tercera o cuarta semana, dejan de ver a los voluntarios como enemigos y se ven obligados a mirar de modo diferente lo que hacen: «Creo que la naturaleza pacífica de la vigilia le da espacio al trabajador para retirarse cuando tiene un momento de consciencia, y ellos escogen irse».

Cada historia es única

Algunos ejemplos ilustran esta situación, como el caso de Abby Johnson. Ella tuvo que presenciar un aborto guiado por ultrasonido y sintió arrepentimiento por el trabajo que desempeñaba hace ocho años. «No sabía dónde ir o qué hacer. Todos mis amigos estaban involucrados en el movimiento abortista», expresó.

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Abby Johnson, ahora activista en favor de la vida.

Observando a los voluntarios que oraban frente a la sede de Planned Parenthood donde laboraba (una sede de la más grande organización abortista), sintió que podría confiar en ellos. Dos semanas y dos días después de su cambio de mentalidad, Johnson salió del recinto y habló con las personas que oraban allí. «Comencé a llorar y les dije: «sé que lo que he hecho está mal, y quiero salir»», recordó. «Ellos sólo me miraron y dijeron: «Estamos aquí para ayudarte».

La historia de cada empleado es única, como lo es el motivo que lo llevó a defender el aborto y el camino que tomó para salir de allí. Jewels Green, que decidió hablar públicamente en 2011 después de haber trabajado para Planned Parenthood durante 17 años, había estado encadenada por su propia culpabilidad.

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Jewels Green.

«Fui obligada a abortar contra mi voluntad cuando tenía 17 años. Semanas después intenté quitarme la vida», recordó. «Después de meses de recuperación en una unidad para tratamiento de adolescentes, me uní a una marcha pro-aborto, y me hice voluntaria. Trataba de reconciliar mi culpa».

Green fue consciente de su error al conocer el caso de una madre que alquiló su vientre, pero que abortó en cuanto la pareja que la contrató descubrió que el niño padecía Síndrome de Down. «El velo de mentiras es tan grueso», afirmó, «los eufemismos que rodean la cultura de la muerte hacen esto psicológicamente accesible».

La oración cambia vidas

Para ella, la oración frente a los centros de aborto «ha cambiado los corazones y las mentes no solo de quienes están fuera de la clínica, sino también de quienes están dentro». Ellos perciben lo que sucede fuera y abre la posibilidad del retiro: «si tú sabes que serás aceptado con brazos abiertos, amables y dispuestos a perdonar», concluyó.

Abby Johnson creó una plataforma para ayudar a quienes se retiran del negocio de aborto, buscando oportunidades de trabajo y ofreciendo estabilidad y recuperación a quienes desean cambiar su vida. Hasta el momento ha apoyado a 13 trabajadores retirados.

«La gente esta finalmente comenzando a salir porque se dan cuenta que si otro lo ha podido hacer, ellos también pueden», ex?licó Johnson. «Entre más personas salgan a la luz pública con sus historias, será como un efecto dominó. Los ex trabajadores de clínicas de aborto tienen historias reales qué contar sobre clientes reales», continuó. «Los trabajadores que salen pueden ser el inicio del final de la industria del aborto».

Con información de National Catholic Register.

 

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