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Castel Gandolfo (Viernes, 21-09-2012, Gaudium Press) Un grupo de Obispos formado por 32 prelados, provenientes de la región de la Bretaña, noroeste de Francia, que realizan la visita «ad limina», fueron recibidos el viernes pasado por su Santidad Benedicto XVI, en Castel Gandolfo, donde el Santo Padre todavía se encuentra.
En su discurso, el Papa recordó que se trata del primer encuentro con ellos desde el viaje apostólico que realizó a Francia, en 2008. En seguida, Benedicto XVI trató de algunos temas relacionados con la vida de la Iglesia francesa, tales como la revitalización de las parroquias, la colaboración de los laicos y la defensa de la vida y de la familia.
El Papa recordó al grupo de prelados que el próximo Año de la Fe, –que marcará los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II–, asume una relevancia muy especial en el caso de Francia por tener ella una sociedad fuertemente secularizada. La secularización, dijo él, provoca la búsqueda de una respuesta con coraje y optimismo, que proponga con audacia e ingenio la novedad permanente del Evangelio.
El Pontífice trató especialmente también del relacionamiento entre obispos y sacerdotes: «El obispo diocesano es llamado a manifestar en referencia a sus padres una solicitud especial, especialmente a los recién ordenados, a los necesitados o ancianos». El Papa los alienta en sus esfuerzos para acoger a los sacerdotes sin cansarse, para actuar con ellos con un corazón de padre y madre y «considerarlos como hijos y amigos» (Lumen Gentium, n.28).
«Sin duda, –confirmó el Papa– en nuestros días los obreros del Evangelio son pocos. Es, pues, urgente pedir al Padre enviar obreros para la misión (cf. Lc 10,2). Es preciso rezar y hacer rezar en esta intención y los animo a seguir con la mayor atención la formación de los seminaristas», dijo el Papa, antes de recordar a los prelados que la visita «ad Limina» de los obispos franceses se realiza en tres fases, siendo la última de ellas programada para el día 3 de diciembre próximo.
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