Washington (Martes, 02-10-2012, Gaudium Press) La Iglesia en Estados Unidos se ha unido a las celebraciones que tienen lugar en todo el mundo con motivo al próximo inicio del Año de la fe y los 50 años del Concilio Vaticano II. El Arzobispo de Nueva Orleans, Mons. Gregory Aymond, Secretario del Comité para el Culto Divino de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, destacó varios aspectos en los cuales el Concilio contribuyó a dar forma a la Iglesia actual.
Junto con la celebración del Año de la Fe, la Iglesia conmemora los 50 años del Concilio Vaticano II. |
En una declaración del pasado 01 de octubre, el prelado señaló que el Vaticano II presentó una guía para comprender la misión de la Iglesia en el mundo de hoy. Entre los aspectos más destacados, Mons. Aymond subrayó el papel central del sacramento de la Eucaristía. El Concilio «denominó la Eucaristía la fuente y la cumbre de la fe. Describe la Santa Comunión como la principal fuente de la gracia de Dios», comentó el prelado. De esta forma, invita al encuentro real de los fieles con Cristo en el Sacramento y lo identifica como el verdadero fundamento de la Iglesia.
Otra contribución notable señalada por el Arzobispo es el llamado a todos los católicos, en todos los estados de vida, a la santidad y la evangelización. «Los misioneros ya no son sólo enviados a áreas remotas del mundo a extender la Buena Nueva; ahora todos los católicos juegan un papel en la evangelización», afirmó el prelado. En su análisis, la definición de la familia como «Iglesia doméstica», también acrecienta esta participación. «La Iglesia florece en parroquias, diócesis y naciones alrededor del mundo, pero antes de todo esto está la familia», destacó.
Mons. Aymond también expuso que el Concilio Vaticano II promovió la colaboración al interior de la Iglesia entre sus diversos estamentos. Principios como la «colegialidad» entre los Obispos, expresada en las Conferencias Episcopales de cada país y a nivel internacional, y la contribución de los laicos a la misión de la Iglesia son muestra de este desarrollo.
Entre sus puntos finales, el Arzobispo mencionó la recuperación de varias tradiciones como el diaconado permanente y el proceso gradual de formación para los adultos que piden el Sacramento del Bautismo. También destacó, como una providencial herencia del Concilio Vaticano II, la figura de Joseph Ratzinger, quien asistió como asesor del Cardenal alemán Josef Frings y cuyo ministerio lo llevaría, décadas después, al papado bajo el nombre de Benedicto XVI.
Con información de USCCB
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