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Roma (Miércoles, 03-10-2012, Gaudium Press) La vida y la familia son los dos temas centrales de la declaración final del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana, que se reunió los días 24 al 27 de septiembre pasados. En medio de la crisis, afirmaron los prelados, «permanece la familia, principal red de seguridad social y condición para el posible resurgir del país». Por este motivo, los Obispos pidieron una legislación acorde con su naturaleza y trascendencia.
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| El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana. |
El Consejo Permanente reafirmó «el compromiso de la Iglesia con la protección de la familia natural y la defensa de la vida humana en su inderogable dignidad». Por este motivo rechazó los intentos legales de alterar la definición del matrimonio y manifestó el desconcierto ante las «fuerzas políticas y culturales» que debilitan aún más a la familia a través de dichas iniciativas.
En su lugar, los Obispos solicitaron a la sociedad un compromiso que, si bien es el mismo de la Iglesia, también puede ser «profundamente laico»: «el anuncio de la belleza del proyecto matrimonial y familiar y, por tanto, la defensa del domingo como día libre de trabajo y dedicado a la familia y la fiesta».
Catequesis, sacerdotes santos y vocaciones
Los Obispos también destacaron el deber de comunicar y dar testimonio de la fe a las nuevas generaciones, para lo cual advirtieron que «esta toma de conciencia requiere de una fuerte inversión en la capacitación y entrenamiento de los adultos, quienes ya participan en la vida de la Iglesia». De esta forma, quienes ya han sido formados pueden «devolver lo que han recibido» al educar a los jóvenes. Así se garantiza «la continuidad entre generaciones y la vitalidad de la cooperación de la comunidad», explicaron.
El Consejo Permanente también hizo un llamado a los Obispos, a «reapropiarse de la responsabilidad de la santidad del clero». La acción de los pastores debe enfocarse en «prevenir, en cuanto sea posible, las caídas y acompañarlos con una formación adecuada, para que sus vidas sean llenadas por el Señor».
Sobre las vocaciones sacerdotales, los Obispos aconsejaron preocuparse más por la construcción de la identidad del candidato que por el número de aspirantes. «La condición que inerva una vocación auténtica sigue siendo la fe, que se cultiva en la relación con Cristo», destacaron, «de aquí nace el elemento unificante de la identidad teológica y la vida espiritual del sacerdote, que lleva a la caridad pastoral caracterizada en la totalidad de la entrega de la vida».
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