lunes, 23 de diciembre de 2024
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La Iglesia se expresa plenamente en la liturgia, afirma el Papa en la audiencia general

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 03-10-2012, Gaudium Press) En la proximidad de la apertura del Año de la Fe, hoy de mañana en la audiencia general el Papa volvió al tema de la liturgia. «La Iglesia se torna visible de muchos modos: en la acción de caridad, en los proyectos de misión, en el apostolado personal que cada cristiano debe realizar en el propio ambiente. Sin embargo el lugar donde se puede experimentarla plenamente como Iglesia está en la liturgia: ella es el acto en el cual creemos que Dios entra en nuestra realidad y nosotros podemos encontrarlo, podemos tocarlo», afirmó Benedicto XVI a los 20 mil presentes en la Plaza San Pedro.

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Foto:News.va

Al inicio de la catequesis de esta mañana, el Santo Padre hizo una pregunta-punto de partida de la reflexión sobre el espacio suficiente que se deja para la oración, «principalmente, ¿qué lugar hay en mi relación con Dios y la oración litúrgica, especialmente la Santa Misa, como participación en la oración común del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia?», preguntó.

Benedicto XVI afirmó que «solamente en Cristo podemos dialogar con Dios Padre como hijos». Gracias también a aquel diálogo «el cristiano redescubre su verdadera identidad» aquella de «verdadero hijo que mira a Dios como un Padre pleno de amor». En aquel contexto el Papa recordó también la verdadera naturaleza y misión de la Iglesia y la relación entre ella y Jesucristo.

«Descubrimos a Cristo – afirmó – lo conocemos como Persona viva, en la Iglesia. Ella es «su Cuerpo». Aquella relación no obstaculiza nuestra relación personal. «El lazo indivisible entre Cristo y la Iglesia, a través de la fuerza unificadora del amor, no anula el «tú» y el «yo», pero sí los eleva a su unidad profunda. Encontrar la propia identidad en Cristo significa alcanzar una comunión con Él, que no me anula, sino me eleva a la dignidad más alta, aquella de hijo de Dios en Cristo».

En esta óptica el rezar significa «elevarse a la altura de Dios, mediante una necesaria gradual transformación de nuestro ser». Y soy llamado a «sumergirme progresivamente en las palabras de la Iglesia, con mi oración, con mi vida, con mi sufrimiento, con mi alegría, con mi pensamiento. Es un camino que nos transforma». La oración exige también un camino «con», esto es, «no se puede rezar a Dios de modo individualista», nuestro «yo» debe transformarse en «nosotros», resaltó el Santo Padre.

Esto se expresa también en la liturgia. La liturgia entonces no es una «auto-manifestación de la comunidad», sino es salir del simple «ser sí mismo, estar encerrado en sí propio» para «entrar en la gran comunidad viva, en la cual el propio Dios nos alimenta» estando unidos en el Cuerpo de Cristo.

«La liturgia cristiana – explicó el Santo Padre – es el culto del templo universal que es Cristo Resucitado, cuyos brazos están abiertos en la cruz para atraer todos al abrazo del amor eterno de Dios. Es el culto del cielo abierto. No es nunca solamente el evento de una comunidad única, con una colocación suya en el tiempo y el espacio. Es importante que todo cristiano se sienta y esté realmente insertado en este «nosotros» universal, que proporciona el fundamento y el refugio al «yo», en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia».

La centralidad de Cristo es el fundamento de la liturgia. «La liturgia entonces no es el recuerdo de eventos pasados -continuó el Papa- sino es la presencia viva en el Misterio Pascual de Cristo que transciende y une los tiempos y los espacios. Si en la celebración no emerge la centralidad de Cristo no tendremos la liturgia cristiana, totalmente dependiente del Señor y sustentada por su presencia creadora. Dios actúa por medio de Cristo», la liturgia «no es un «hacer» nuestro, sino es la acción de Dios en nosotros y con nosotros».

«También en la liturgia de la menor comunidad – Benedicto XVI afirmó la dimensión cosmológica de la liturgia – está siempre presente toda la Iglesia. Por eso no existen ‘extranjeros’ en la comunidad litúrgica. En cada celebración litúrgica participa junta toda la Iglesia, cielo y tierra, Dios y los hombres».

Entre las 20 mil personas hoy de mañana en la Plaza San Pedro había un numeroso grupo de más de mil personas de los deficientes de la «Malteser Hilfdienstes Deutschland»; uno de ellos fue recibido por el Papa para el besa-mano.

 

 

 

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