Jerusalén (Martes, 12-05-2009, Gaudium Press) El Papa Benedicto XVI visitó en la mañana de este martes en Israel (madrugada en Brasil) la Explanada de las Mezquitas, uno de los complejos más importantes para la comunidad musulmana de la región. Es allá que se encuentra el mayor monumento islámico de Tierra Santa, la Cúpula da Rocha, datada del año 640.
La visita, que hizo parte del cronograma del segundo día de estadía del pontífice en Israel, fue acertada a fin de que Benedicto XVI pudiese estrechar todavía más los lazos con los musulmanes de la región. En el local, delante de la Cúpula da Rocha, fue recibido por el gran-mufti, Muhammad Ahmad Hussein y después de una breve visita al local fue al encuentro de líderes de la comunidad musulmana.
«En un mundo tristemente lacerado por divisiones, este lugar sagrado sirve de estímulo y constituye un desafío para hombres y mujeres de buena voluntad a empeñarse para superar incomprensiones y conflictos del pasado y a colocarse en el camino de un diálogo sensible, finalizado a la construcción de un mundo de justicia y de paz para las futuras generaciones.», dijo a los religiosos islámicos.
El Papa destacó la fuerte ligación entre las religiones Islámica, Judaica, y Católica por ser todas monoteístas – con la creencia en un único Dios – y dijo que, allí, las tres se encuentran. «La fidelidad al Único Dios, el Creador, conduce a reconocer que los seres humanos son fundamentalmente ligados unos a los otros, porque todos reciben la propia existencia de una sola fuente y son remitidos a una meta común».
Para Benedicto XVI, eso denota que cada persona es únicamente responsable por sus actos y que «esta es la razón por la cual debemos trabajar para salvaguardar los corazones humanos del odio, de la rabia o de la venganza».
«Empeñémonos a vivir en espíritu de armonía y de cooperación, testimoniando el Dios Único mediante el servicio que generosamente prestamos unos a otros» concluyó.
Muro de los Lamentos
Después de la visita a la Explanada de las Mezquitas, ícono del Islam, el Papa se dirigió al Muro Occidental, más conocido como Muro de los Lamentos, local más sagrado del Judaísmo. El Muro es la última ruina de pie del antiguo Templo de Herodes, construido en el lugar del Templo de Jerusalén y destruido por el emperador romano Tito. Es también una de las delimitaciones del área de la Explanada de las Mezquitas.
En el local, Benedicto XVI leyó un pequeño salmo en latín, acompañado de un rabino, que hacía lo mismo en hebraico. Enseguida, se detuvo en silencio por algún tiempo, para orar, y depositó un billete entre las fisuras del muro, como tradicional entre los peregrinos judíos que visitan el muro.
Esta es la segunda vez en que un Papa visita el recinto sagrado judío. Juan Pablo II, antecesor de Benedicto XVI, estuvo en el local en 2000, durante su peregrinación a Tierra Santa por ocasión del Jubileo de la Iglesia Católica
E aquí el contenido del billete depositado por el Santo Padre:
«Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén, la «Ciudad de la Paz»,
morada espiritual para judíos, cristianos y musulmanes,
traigo delante de Ti las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones,
las angustias, los sufrimientos y los dolores de todo Tu pueblo esparcido por el mundo.
Dios de Abraham, Isaac y Jacob,
escucha el clamor de los afligidos, de los atemorizados, de los desesperados,
manda Tu paz sobre esta Tierra Santa, sobre el Oriente Medio,
sobre toda la familia humana;
despierta el corazón de todos aquellos que llaman a Tu nombre
para que quieran caminar humildemente en el camino de la justicia y de la piedad.
«El Señor es bueno con quien en él confía, con aquel que lo busca». (Lm 3, 25)»
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