México (Viernes, 05-10-2012, Gaudium Press) La Arquidiócesis de México, a través de su sistema informativo, recordó a sus fieles la importancia de verificar si los libros religiosos que consultan cuentan con la aprobación oficial de la Iglesia. «Para tener la certeza de que los contenidos doctrinales de la obra que adquiriste realmente están en consonancia con la fe católica» destacó la nota informativa, «debes cerciorarte de que la publicación lleve dos elementos esenciales: el sello Nihil Obstat y el Imprimatur».
Si bien los libros pueden ser grandes ayudas espirituales, es muy importante verificar que estén de acuerdo con la doctrina católica. |
Ambos conceptos fueron explicados a los fieles: «El Nihil Obstat (Nada impide para que se publique) es la aprobación del obispo (o un encargado) de la diócesis correspondiente», explicó la publicación, «a una obra que desde el punto de vista moral y doctrinal aspira a ser publicada como católica». Las obras así certificadas no contradicen la doctrina de la Iglesia. Es una primera aprobación de su contenido.
El Imprimatur, por su parte, «es la declaración oficial de la Iglesia Católica de que una obra literaria o similar está libre de error en materia de doctrina y moral católica, y por lo tanto se autoriza su lectura para los fieles;éste se otorga después del Nihil Obstat».
La importancia de verificar estas aprobaciones en los libros de contenido religioso fue destacada por el P. Rogelio Alcántara, titular de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México. «Es sumamente importante para un católico que al adquirir un libro vea que lleve estos sellos», afirmó el presbítero, «porque hay muchas obras que se publican con ideas erróneas o confusas, y eso desvía y deforma el contenido de la fe».
El sacerdote también expresó que en la actualidad la literatura «espiritual» representa una parte importante del mercado editorial, y muchas obras son publicitadas como revelaciones cuando «se trata de ideas personales con fines, la mayoría de las veces, comerciales», explicó.
El proceso de aprobación
La Iglesia es muy prudente en el examen de los contenidos que ofrece a los fieles y la aprobación de un texto es fruto de un proceso cuidadoso. El Nihil Obstat «se otorga luego de que un censor especialista, nombrado por el obispo de una diócesis, estudia a profundidad el texto y determina si los contenidos son acordes con la doctrina universal de la Iglesia; en caso contrario, se hacen las observaciones correspondientes para que el autor realice las correcciones necesarias», expuso el P. Alcántara.
«Una vez cumplido este requisito», continuó el sacerdote, «se hace coteja el primer dictamen emitido con la obra modificada, y al constatar que se han hecho las correcciones señaladas, se otorga el Nihil Obstat, pidiendo al obispo, en el caso de la Arquidiócesis de México al Vicario General, que otorgue el Imprimatur. El documento lleva el nombre y la firma del censor de la obra, es decir, de quien la ha revisado y dado el Nihil Obstat y, en nuestro caso, el nombre y la firma del Vicario General, quien imprime el sello de la Arquidiócesis para dar el Imprimatur» Estos son los elementos que los fieles deben buscar en las publicaciones: «En las obras católicas, estos documentos aparecen en las primeras páginas».
Finalmente, el P. Alcántara recordó quiénes están obligados a someter sus obras a la aprobación eclesiástica: «Todas las editoriales y escritores que publican obras católicas, fundamentalmente quienes deseen publicar catecismos (de todos los grados y niveles; para escuelas, para parroquias, para preparar a los sacramentos, etc.) porque se trata de la enseñanza de la doctrina de la Iglesia, que debe ser expuesta con precisión y de un modo claro, sencillo y pedagógico».
También deben solicitar aprobación los libros de oraciones y devociones, así como las reflexiones espirituales, textos de liturgia, vidas de santos y «cualquier otro género literario que tenga su base en la doctrina católica, su interpretación o enseñanza, y aquellos que conciernen a orientaciones sobre distintos aspectos de la ética o moral aplicadas a la vida cotidiana de los cristianos», concluyó el sacerdote.
Con información de SIAME.
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