Roma (Miércoles, 10-10-2012, Gaudium Press) El Reverendo Don Jesús Higueras Esteban es sacerdote de la Archidiócesis de Madrid, licenciado en Teología y párroco de Santa María de Caná en Pozuelo de Alarcón, una parroquia llena de vitalidad. Además de dirigir distintos grupos de espiritualidad y de pronunciar conferencias sobre el cristianismo actual, publica artículos en la prensa madrileña y participa en programas de TV. Colabora en el Seminario Conciliar de Madrid y dirige frecuentemente tandas de Ejercicios espirituales tanto a seglares como a sacerdotes, seminaristas y religiosos. Es autor de varios libros, entre ellos «Para andar con Dios por casa» (2003) y del «Eco más sonoro».
El Párroco D. Jesús Higueras participa en el Sínodo sobre Nueva Evangelización como Auditor |
Sobre el Sínodo, en el cual participa como Auditor, el sacerdote respondió en Roma a Gaudium Press algunas cuestiones.
Gaudium Press (GP)- ¿Cuál fue su reacción ante el nombramiento del Papa como auditor de este Sínodo?
D. Jesús Higueras (J.H): La primera impresión fue una sorpresa preciosa, e inmediatamente acogí ese nombramiento como una gracia de Dios. Como una nueva posibilidad que Dios me daba a mí y a los sacerdotes que estamos en las parroquias, para intentar implicarnos más y vivir de un modo más intenso la Nueva Evangelización.
GP- ¿Qué espera Ud. Don Jesús de este Sínodo?
J.H.– Yo espero que sea como una nueva efusión muy grande del Espíritu Santo, en el cual los Obispos del Mundo entero compartan experiencias, compartan ilusiones, preocupaciones y que realmente el Espíritu Santo ilumine a los colaboradores del Santo Padre para que ellos puedan dar una imagen, unos nuevos caminos. Yo creo que en este Sínodo no se trata de inventar cosas nuevas, porque la Nueva Evangelización no es hacer cosas nuevas, sino que es realmente dar un nuevo valor a la santidad, una nueva ilusión por anunciar a Jesucristo
Y espero que el Espíritu Santo nos ponga a todos nuevos deseos de Santidad y deseos de ser más fieles a Jesucristo, más fieles al Evangelio, por medio de la comunión con el Santo Padre y el amor a la Virgen María, que siempre es como el aglutinante de todas las acciones evangelizadoras de la Iglesia.
GP- ¿Qué aportará Ud. al Sínodo?
J.H.– Me gustaría, si es posible, aportar y recordar la importancia de la parroquia en la tarea de la Nueva Evangelización, puesto que la parroquia es ese espacio, esa casa de todos y para todos, donde realmente podemos implicarnos con Cristo y, por tanto, hablar de cómo en la parroquia es posible un amor a la Eucaristía, es posible un amor al sacramento de la Reconciliación. Es muy importante que las parroquias sean profundamente marianas, con un amor muy grande a la Virgen. Y unas parroquias en donde se apliquen los criterios de la Iglesia Universal. Es decir, que la parroquia no sea como un espacio particular para que cada sacerdote exprese su propio gusto, sino que la parroquia sea el espacio en donde se vive la fe y se escucha al Santo Padre y se obedece al Santo Padre.
GP- En su parroquia han surgido muchas vocaciones -diez- al Sacerdocio y varias a la Vida Consagrada ¿cómo ha sido eso, cómo lo ha vivido?
J.H.– Por un lado una sorpresa y por otro, una gracia muy grande, pues muestra que Dios sigue llamando, sigue invitando, a la gente a su seguimiento completo. En estos años en la parroquia muchos jóvenes han oído la voz de Dios. Yo creo que el secreto siempre ha estado en la Comunión con el Santo Padre, en el amor a la Eucaristía y en el amor a la Virgen. Siempre cuando un joven se encuentra ante Cristo Eucaristía, ante el Santísimo Sacramento y siente el amor de la Virgen, escucha la voz de Dios. Eso es una cosa que siempre ha sido así.
GP- ¿Cómo, un párroco como Ud., consigue hacer en un día tantas cosas?
J.H.– No hago tanto, hago lo que puedo, pero el secreto es la oración. Yo creo que el secreto es tener un tiempo diario para la oración, porque la actividad más importante que tenemos que hacer es estar delante del Señor. Esa es nuestra primera actividad. Y luego lo demás, lo que de tiempo. Saber que no somos protagonistas de nada, que somos instrumentos. Y que el tiempo que tenemos es para la gloria de Dios, o sea que el secreto es que el Señor te serena en el tiempo de oración, la Liturgia de las Horas, la Adoración Eucarística, el Santo Rosario, la Santa Misa con cariño y desde ahí ya el resto del día notas que el Señor lo lleva solo.
Gaudium Press / José Alberto Rugeles
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