Washington (Miércoles, 10-10-2012, Gaudium Press) Un estudio realizado en Estados Unidos por el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la Universidad de Georgetown despertó un gran interés en la Iglesia. Las conclusiones de la investigación afirman que, entre los católicos solteros, el tres por ciento de los varones y el dos por ciento de las mujeres han considerado seriamente seguir una vocación religiosa. «Esto es equivalente a 350 mil solteros y 250 mil mujeres solteras», describe el estudio.
Un tres por ciento de los hombres solteros en Estados Unidos ha considerado seriamente seguir una vocación religiosa. |
Según un comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos al respecto de esta noticia, las cifras representan un desafío importante para la Iglesia. «La buena noticia es que más de 500 mil hombres y mujeres solteros han considerado seriamente una vocación al sacerdocio o la vida religiosa», afirmó el Arzobispo Robert Carlson, Secretario del Comité de Obispos para el Clero y la Vida Consagrada. «El reto es pastorear y guiar esos individuos más efectivamente».
Cumplir esta tarea, señaló Mons. Carlson, «va a requerir una motivación más fuerte y consistente, particularmente en la familia, y un enfoque más urgente en el acceso a la educación católica para nuestros jóvenes».
La importancia de la educación
Entre los hombres, señaló el estudio, «aquellos que asistieron a una escuela secundaria católica son más propensos a considerar hacerse sacerdotes o hermanos». En estos jóvenes, la probabilidad de considerar una vocación es seis veces mayor. Otro factor muy influyente es la pertenencia a grupos parroquiales durante la educación primaria, con cinco veces más probabilidad que aquellos que no participaron.
Recibir motivación de otros es también decisivo a la hora de despertar la inquietud vocacional. Aquellos hombres «que tuvieron tres personas que los motivaran serían más de cinco veces más probables» que quienes no recibieron motivación alguna.
La inquietud religiosa en mujeres se beneficia mucho de la participación en grupos juveniles parroquiales en la adolescencia. |
Para las mujeres, las influencias fueron similares, destacando la «participación en una escuela primaria católica» y la pertenencia a grupos parroquiales. Sin embargo una diferencia notable es que «al contrario de los hombres, su participación (parroquial) durante los años de bachillerato más que durante la primaria es la que tiene un efecto». Ese efecto, en realidad es uno de los más notorios. «Las mujeres que participaron en un grupo juvenil parroquia durante esos años de adolescencia tienen más de nueve veces más posibilidad de considerar hacerse religiosas», sostiene el estudio.
Lo sembrado en la infancia y la juventud da frutos a su tiempo. «Aunque la mayoría de católicos que se hacen sacerdotes o religiosos están típicamente en los treinta años de edad o mayores», afirmaron los investigadores, «es probable que las raíces de esas vocaciones fueran establecidas en sus años de adolescencia o incluso antes».
Desafíos a vencer
Uno de los aspectos que presenta dificultades pero que podría marcar el crecimiento de las vocaciones es la pastoral de la población latinoamericana. «Cerca de un 48 por ciento de todos los católicos en Estados Unidos nacidos después de 1981 son hispanos», afirmaron los Obispos. Desafortunadamente, los requisitos académicos para acceder a la formación religiosa ponen a los latinos en desventaja.
El estudio señaló que los latinos «son los menos tendientes a reportar estar estudiando en un colegio universitario o tener un grado». También es menos probable que asistan a escuelas católicas en cualquier nivel y por este motivo «es más improbable que consideren una vocación». En 2012, sólo el 15% de los sacerdotes ordenados y el 9% de las religiosas que profesaron son hispanos. «Es un vacío que continúa necesitando una atención urgente», concluyeron los Obispos.
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