París (Jueves, 16-10-2012, Gaudium Press) Es la maravillosa historia del P. Michel Marie Zanotti y de su apostolado, la que nos cuenta Javier Lozano en Religionenlibertad.com. El Padre Zanotti trasformó en unos años una «agonizante» parroquia en Marsella que estaba a punto de ser cerrada, en un eficaz foco difusor de la fe.
«Cuando llegué a la Iglesia hace 7 años, el Cardenal Panafieu que era entonces el obispo de Marsella me dijo: ‘Sobre todo, abra las puertas’. Y entonces, es la primera cosa que me parece fundamental. Hemos abierto 12 horas al día las puertas y seguimos haciéndolo». De hecho, el balance de los años de trabajo del sacerdote es impresionante, desde su llegada en 2004: la parroquia San Vicente de Paúl en el centro de la ciudad francesa permanecía comúnmente cerrada, y la única misa dominical se celebraba en la cripta, con la asistencia de 50 personas a sumo. Hoy, la iglesia permanece abierta todo el día, los domingos asisten a misa más de 700 feligreses, bajo su ministerio se han bautizado cerca de 200 adultos (34 en la última pascua), y el sacramento de la confesión se tornó práctica habitual de muchas personas a todas horas del día.
Realmente, la disponibilidad para la confesión parece ser una de las causas principales del renacer de la parroquia. Con frecuencia el Padre Michel ve personas que desde antes de las 8:00 am hacen fila para confesarse o para recibir un consejo del pastor. En ocasiones, el P. Michel debe confesar hasta después de las 11:00 pm: en la laica Francia la gente todavía busca el perdón de Dios.
La belleza en la liturgia y la limpieza
El P. Michel encontró una iglesia en mal estado de conservación. Una de sus primeras labores, junto a un grupo de generosos fieles, fue poner manos a la obra para limpiarla, restaurarla, dejarla impecable. «Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si todo no está impecable, es imposible», dice. Especial énfasis hace en los blancos del mantel del altar, de las telas que cubren el sagrario: «Es el detalle el que hace la diferencia. Con el trabajo bien hecho nos damos cuenta del amor que manifestamos a los seres y a las cosas». El Padre afirma que «creo que cuando se penetra en una iglesia donde todo no está impecable es imposible creer en la Presencia gloriosa de Jesús».
Como no podía dejar de ser, para el P. Michel el cuidado en la liturgia se encuentra en el centro de su ministerio. «Esta es la belleza que conduce a Dios», afirma. El incienso, los cánticos sagrados ejecutados con la mayor perfección, las cuidadas procesiones, todo está hecho para dar realce al gran acontecimiento de la renovación del sacrificio del calvario. «Le doy un trato especial a la celebración de la Misa para mostrar el significado del sacrificio eucarístico y la realidad de la Presencia». «La vida espiritual no se concibe sin la adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María»: por ello ha incentivado la adoración y el rezo diario del rosario, que generalmente encomienda a estudiantes jóvenes.
El P. Michel también dedica buenos esfuerzos a la preparación de sus sermones, que la gente aprecia mucho e inclusive algunos graban. Especial relieve pone en el tema de la conversión, de la salvación del alma, que hay que conquistar con la lucha diaria. Para el Padre la frase que reza que «todos vamos a ir al cielo» es «otra canción que puede engañarnos», pues el cielo se consigue con esfuerzo y la ayuda de Dios, empezando por el sacerdote.
El hábito tal vez hace al monje…
Marsella es la ciudad con el tal vez más bajo índice de católicos en Francia, el 1%. Además el barrio donde está ubicada la parroquia San Vicente de Paúl es de mayoría musulmana. Se comprenderá el «espectáculo» que es un ambiente de estos un hombre vestido de sotana. Pero él la porta con orgullo y sus razones le caben: «Todos los hombres, empezando por uno que cruza el umbral de la iglesia, tiene el derecho de reunirse con un sacerdote. El servicio que ofrecemos es tan esencial para la salvación que nuestra visión debe hacerse tangible y eficaz para permitir esta reunión».
«El servicio debe ser permanente. ¿Qué pensaría usted de un marido que en su camino a su oficina por la mañana se quitara su alianza?», dice para justificar su constante uso de la sotana.
El Padre Michel es una vocación tardía, lo que tal vez la hace muy firme. Antes de ingresar al seminario fue cantante de cabaret, con un relativo éxito. Pero el llamado de Dios fue cada vez más fuerte. En 1999 fue ordenado sacerdote por la diócesis de Marsella. Gente de toda Francia se interesa cada vez más por las labores de alguien que no es más que un dedicado sacerdote.
Quien quiera conocer más sobre la vida y obra del P. Michel puede consultar el siguiente link (www.delamoureneclats.fr)
Gaudium Press / S. C.
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