La Plata (Lunes, 22-10-2012, Gaudium Press) En una visita pastoral al Seminario Mayor de San José de La Plata, Argentina, el Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Mons. Juan Miguel Ferrer Grenesche destacó la vital importancia de la liturgia y el adecuado cuidado que de ella deben tener los sacerdotes. «Celebrar los sagrados misterios es lo más importante en la vida de cualquier sacerdote, Obispo y el propio Papa», afirmó el prelado a los futuros presbíteros.
Mons. Juan Miguel Ferrer Grenesche |
«La liturgia no es ni teatro ni un adorno a la acción pastoral», exhortó el Subsecretario. «Es escuela de vida cristiana; es la cristificación de nuestra vida; es volvernos hacia Dios. Por eso es responsabilidad de los pastores del pueblo de Dios, como parte de su oficio de amor, cuidar de ella. Y eso comienza aquí, en el seminario».
Como ejemplo de ese cuidado y dedicación, Mons. Ferrer señaló a Benedicto XVI: «La forma en que el Santo Padre celebra se constituye en el modelo perfecto para toda la Iglesia». El Papa, comentó el prelado, demuestra con su ejemplo la centralidad de la liturgia en la vida de la Iglesia.
Este cuidado no es algo externo, sino la expresión de la realidad profunda del compromiso con la identidad sacerdotal: «Aquí, en gran medida, se juega el futuro de la Iglesia. Recuerden siempre lo que les pide el papa, queridos seminaristas: lo más importante es la relación personal con Dios, en Jesucristo. ¡Hacen falta mártires; testigos auténticos del amor de Dios!», exhortó Mons. Ferrer.
Ante un mundo que busca la secularización radical y se opone frontalmente al mensaje y testimonio de la Iglesia, el prelado invitó a no lamentarse, sino retomar el llamado con fuerza renovada: «Debemos retomar intensamente nuestra identidad, y la conversión interior; la vocación a la santidad y a la misión. Allí apunta la Nueva Evangelización».
El Subsecretario culminó su exhortación poniendo como ejemplo a los santos que vivieron a plenitud su sacerdocio y recordando el consejo que la Iglesia da a sus presbíteros el día de la Ordenación: «Imita lo que tratas. Y configura tu vida con el misterio de la Cruz del Señor».
Con información de Zenit.
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