Fátima (Jueves, 25-10-2012, Gaudium Press) El pasado sábado 20, el Santuario de Fátima, Portugal, acogió el X Encuentro del Apostolado del Oratorio en Portugal.
El evento que sucede anualmente, reunió a millares de fieles participantes de la campaña promovida por los Heraldos del Evangelio.
La recitación del rosario en la Capillita de las Apariciones marcó el inicio del Encuentro, juntamente con los entusiasmados y cordiales saludos de Mons. Serafim Ferreira e Silva, Obispo emérito de Leiria-Fátima; y del Padre Pedro Paulo de Figueiredo, director de la Campaña «Mi Inmaculado Corazón Triunfará».
Después de la recitación del rosario, la multitud se dirigió a la Basílica de la Santísima Trinidad, donde Mons. Joaquim Mendes, Obispo auxiliar de Lisboa, presidió una Celebración Eucarística, concelebrada por dieciocho sacerdotes.
El Santo Padre Benedicto XVI envió un mensaje a los participantes del encuentro, el cual fue leído ya al inicio de la Misa. «Su Santidad el Papa Benedicto XVI desea enviar un saludo cordial a todos los participantes del Encuentro Nacional de las familias integrantes del Apostolado de los Heraldos del Evangelio, y exhortarles a crecer en la consciencia de que los cristianos por la gracia de Dios ‘se tornan templos del Espíritu Santo, piedras vivas con que se construye la Iglesia’, de tal modo que puedan reavivar el compromiso de transmitir a los demás esa verdad saludable, pues el ‘amor de Cristo que llena nuestros corazones nos impulsa a evangelizar'», decía el mensaje del Pontífice.
En su homilía, Mons. Joaquim Mendes, clamó a los miembros de la «gran familia de los Heraldos del Evangelio»- cerca de diez mil personas allí presentes- a proseguir con redoblada Fe su misión evangelizadora: «Tal como María Santísima, que después de haber escuchado la palabra de Dios en la Anunciación, se puso en camino para servir a su prima Santa Isabel, así también los Heraldos, mediante la escucha y la obediencia de la Fe a la palabra divina, son llamados a ponerse en camino para servir a los hermanos, y llevarles a Cristo, como María, conduciéndonos al encuentro con Él».
Una solemne procesión en dirección a la Capillita de las Apariciones, animada por cánticos Marianos, finalizó el encuentro.
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