domingo, 22 de diciembre de 2024
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Conocer a Cristo es un derecho inalienable: Las Proposiciones del Sínodo de los Obispos

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 31-10-2012, Gaudium Press) La Sala de Prensa de la Santa Sede realizó el pasado 28 de octubre la publicación de una traducción no oficial de Lista Final de Proposiciones de la Asamble General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El documento, escrito en latín, normalmente es de carácter confidencial y ofrecido al Santo Padre para su consideración privada y la posterior redacción de una Exhortación Apostólica. En esta oportunidad, Benedicto XVI otorgó un permiso especial para difundir el texto completo en idioma inglés.

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Las Proposiciones son el fruto del trabajo de los Padres Sinodales en los Pequeños Grupos, que discutieron libremente los temas en un ambiente de oración y escucha mutua. Esta Lista de Proposiciones es un documento de gran interés que aborda aspectos esenciales de la pastoral de la Nueva Evangelización y ayuda a describir el rumbo de la Iglesia universal.

Las 58 Proposiciones se dividen en varias temáticas: Introducción y agradecimientos (1-3), la Naturaleza de la Nueva Evangelización (4-12), el Contexto del Ministerio de la Iglesia Hoy (13-25), Respuestas Pastorales a las Circunstancias de Nuestro Tiempo (26 – 40), Agentes / Participantes de la Nueva Evangelización (41 – 56) y Conclusión (57 – 58).

Evangelización: obligación y derecho inalienable

En su primera parte, los Padres Sinodales hacen un recuento de los documentos que entregan al Santo Padre y le piden humildemente «considerar la oportunidad de elaborar un documento sobre la transmisión de la fe cristiana a través de una nueva evangelización». Además, recuerdan el magisterio pontificio de Pablo VI, el Beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI sobre el tema. Los Obispos también hicieron un reconocimiento a las Iglesias Orientales Católicas, las cuales expresaron su agradecimiento por el ofrecimiento de atender pastoralmente a sus fieles en países de tradición latina.

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Eucaristía de Apertura del Sínodo de los Obispos.

La segunda parte, sobre la naturaleza de la Nueva Evangelización, comienza por afirmar su origen en la Santísima Trinidad, «de acuerdo al plan del Padre, la obra del Hijo (…) y la misión del Espíritu Santo». La evangelización es definida de forma teológica y doctrinalmente amplia como «una actividad de palabra y sacramento que, especialmente a través de la Eucaristía, nos admite en la participación de la vida de la Trinidad». De esta fuente surge el impulso para compartir la fe con entusiasmo y coraje.

Los Padres Sinodales expresaron la necesidad de insertar el evangelio en todas las culturas, contrarrestar la mentira y el desconocimiento de Dios y descubrir la evangelización como un proceso permanente en la vida de la Iglesia. «Somos cristianos viviendo en un mundo secularizado», afirmaron los Obispos. «Estamos de hecho en una situación similar a aquella de los primeros cristianos y debemos ver esto como un desafío y una posibilidad».

Una de las proposiciones (numeral nueve) expresó la conveniencia de contar con un «Plan Pastoral de Proclamación Inicial que enseñe un encuentro vivo con Jesucristo» y que proporciones unas sólidas bases a la vivencia de la fe. En la propuesta destacaron la enseñanza sistemática de la escritura y la tradición, la difusión del testimonio y el pensamiento de los santos y una guía sobre las cualidades y lineamientos para los evangelizadores católicos de hoy.

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Los Obispos también señalaron el deber católico de evangelizar (numeral 10): «Proclamar la Buena Noticia y la persona de Jesús es una obligación de cada cristiano». A su vez, «es un derecho inalienable de cada persona, cualquiera que sea su religión o falta de religión, poder conocer a Cristo y el Evangelio», señalaron los prelados. También señalaron que la fe no es una imposición, sino que debe ser ofrecida libremente a todas las personas.

La lectura orante de la Palabra de Dios también fue destacada por los Padres Sinodales, quienes solicitaron una mayor penetración de la misma en toda la vida de la Iglesia. Los Obispos también pidieron realizar una correcta lectura e interpretación de los Documentos del Concilio Vaticano II. A este respecto, quisieron «manifestar su adherencia al pensamiento nuestro Santo Padre, Papa Benedicto XVI, quien ha indicado el principio hermenéutico de la reforma dentro de la continuidad» como la forma de interpretar correctamente «el auténtico espíritu del Concilio». De esta manera, aseguran los Obispos, se responde a la necesidad de renovación mientras se preserva la identidad de la naturaleza y misión de la Iglesia.

Mensaje de verdad y belleza

La tercera parte de las Proposiciones aborda el contexto actual de la Iglesia y sus desafíos, entre los cuales destaca la persecución violenta que sufre en varios países y la marginación de la cual es víctima en las culturas secularizadas. La fe católica es el «mensaje de verdad y belleza » que responde a las necesidades más profundas del ser humano, y los creyentes deben «mostrar al mundo el esplendor de una humanidad fundada en el misterio de Cristo».

La Iglesia está llamada a extender un mensaje de reconciliación entre los pueblos y de respeto por la dignidad y los derechos humanos. Entre ellos destaca la solicitud de los Obispos por una auténtica protección de la libertad religiosa. Los Padres Sinodales también pidieron que esa libertad se extienda a la capacidad de enseñar la religión cristiana en la familia y la escuela. También renovaron su compromiso en favor de la defensa de los conceptos de «Ley Natural» y la «naturaleza humana», necesarios para el diálogo con todas las personas de buena voluntad.

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Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías también fueron abordados por los prelados, quienes recordaron que «la más efectiva forma de esta comunicacion de la fe sigue siendo compartir el testimonio de vida, sin el cual ninguno de los esfuerzos de los medios resultará en una efectiva transmisión del Evangelio». De igual manera, los Padres Sinodales recordaron el carácter integral de los esfuerzos en busca del desarollo humano, que debe liberar al ser humano de todas las opresiones, destacando aquella del pecado y sus consecuencias.

Un punto llamativo de esta sección del documento es la descripción del «camino de la belleza», al cual se debe prestar «particular atención», según los Obispos. «Es importante dar testimonio a los jóvenes que siguen a Jesús, no sólo de su bondad y verdad, sino también de la plenitud de su belleza». Recordando el pensamiento de San Agustín, quien afirmó que «no es posible amar aquello que no es bello», los prelados explicaron que «la belleza nos atrae al amor, a través del cual Dios nos revela su rostro, en el cual creemos». Por este motivo llamaron a los artistas a hacerse «comunicadores privilegiados» de la Nueva Evangelización.

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La propuesta pide para los seminaristas educación en la belleza y el arte sacro, y un especial cuidado por la calidad del arte permitido en espacios sagrados reservados a la liturgia, de forma que guarde «la belleza y veracidad de su expresión». También solicita una presencia pastoral y espiritual en apoyo de todos los campos de arte y la promoción de la expresión de la experiencia de la salvación en las obras.

Las proposiciones también destacan la necesidad de la conversión personal, y la necesidad de retratar «el drama y la intensidad de la lucha milenaria entre el bien y el mal, entre la fe y el miedo», presentado como un elemento constitutivo del llamado al seguimiento de Cristo. Los Obispos recordaron la actualidad de este enfrentamiento a nivel natural y sobrenatural, como condición indispensable para la «ser agentes verdaderos y efectivos de la Nueva Evangelización».

En este camino recordaron el llamado universal a la santidad y el ejemplo de los santos como modelo para todos los católicos. También pidieron dar a conocer la doctrina social de la Iglesia y elaborar planes pastorales para los escenarios urbanos de la evangelización.

Liturgia, Confesión y recuperación del Domingo

La tercera parte de las proposiciones se ocupa de las respuestas pastorales al entorno actual y destaca numerosos aspectos. En primer lugar, los Padres Sinodales piden mantener el centro de la vida pastoral en las parroquias, que deben tener un énfasis en la evangelización y estar abiertas a trabajar con los movimientos y las asociaciones de fieles. Los Obispos aconsejaron llevar a cabo misiones parroquiales, programas de renovación parroquial y retiros.

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Un segundo punto destacado es la importancia de la educación católica, que acompaña la evangelización en el proceso de cada persona, ayudando al desarrollo de su vocación particular. La educación debe «promover todo lo que es verdadero, bueno y bello que hace parte de la persona humana». Por su parte, es derecho de los niños y jóvenes ser evangelizados y educados. Los Obispos reivindicaron el derecho inalienable de las escuelas a enseñar y pidieron a las instituciones preservar su identidad eclesial, a los profesores asumir su liderazgo en el testimonio y fomentar la corresponsabilidad de los laicos en ofrecer una adecuada formación y acompañamiento.

La sección avanza a través de los temas de la catequesis de jóvenes y adultos, recordando que la preparación de los catequistas es esencial para la Nueva Evangelización. Los Padres Sinodales también promovieron el estudio de la Teología y la práctica de la opción preferencial por los pobres, que incluye la defensa de la dignidad inviolable de la vida humana. Los enfermos también fueron encomendados con especial atención por ser una presencia sufriente de Cristo en la Iglesia, como receptores y agentes de evangelización.

Tres proposiciones resultan especialmente notorias en esta parte del documento. Una de ellas tiene que ver con el sacramento de la Penitencia, lugar de encuentro personal con Cristo. «Los Padres Sinodales piden que este sacramento sea puesto nuevamente en el centro de la actividad pastoral de la Iglesia», declara el texto. Para esto se sugiere que en cada diócesis se destine un lugar permanente para la celebración del sacramento, con presencia constante de sacerdotes, y que cada parroquia establezca momentos especialmente dedicados a las confesiones.

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Otra de las propuestas pide que, ante la «tensión entre el Domingo cristiano y el Domingo secular», este día sea «recuperado para la Nueva Evangelización». La Eucaristía debe ser el centro y culmen de la labor evangelizadora , y los fieles deben renovar su entendimiento y amor por el sacramento. Para esto, una proposición adicional recuerda el cuidado de la Liturgia Sagrada. A través de ella, «Dios desea manifestar su incomparable belleza e inconmensurable e incesante amor», y los hombres a su vez «desean usar lo que es más bello en la adoración de Dios en respuesta de este don». Los Padres sinodales llamaron a celebrar la Liturgia de modo que «eleve los corazones de hombres y mujeres a Dios». Por su sentido de entrega y contemplación, «la liturgia de la Iglesia es la mejor escuela de la fe», declararon.

La sección continúa analizando la dimensión contemplativa de la Evangelización y su expresión de la presencia del Espíritu Santo, con un llamado a la preparación debida y una catequesis sistemática para el sacramento de la Confirmación. Los Obispos también pidieron recuperar el proceso tradicional de la iniciación cristiana y el catecumenado. También recomendaron aprovechar y purificar las prácticas de piedad popular y peregrinaciones y agradecieron el establecimiento, por parte del Santo Padre, del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Una tarea de toda la Iglesia

La última parte de las proposiciones se ocupa de los diferentes agentes de la Nueva Evangelización. Los Padres Sinodales destacaron el carácter fundamental de las Iglesias particulares y sus Obispos como integradores de un completo proyecto misionero que articule todos los elementos en favor de la evangelización. Los prelados reciben de Dios la misión de juzgar y administrar los carismas de la Iglesia e integrarlos de forma orgánica.

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Los Obispos propusieron fomentar actividades parroquiales como las visitas a las familias, que eviten que sean vistas sólo como un lugar para los eventos importantes o incluso en algunos casos como un atractivo turístico. La Pastoral y presencia de la Iglesia debe extenderse a hospitales, centros juveniles, prisiones, entre otros. Lo seglares están llamados a trabajar en la transformación de las estructuras terrenas e irradiar el Evangelio en todos los lugares.

La colaboración de hombres y mujeres, la adecuada formación de los evangelizadores y el cuidado pastoral de las familias también fueron objeto de la atención de los prelados. Los religiosos fueron llamados a vivir su entrega con «radicalidad y alegría», mientras que a los jóvenes se pidió poner su vista en el ejemplo de los santos y dedicar su tiempo para la catequesis y ministerios de la Iglesia.

Los espacios de diálogo que la Iglesia sostiene con el mundo fueron objeto de las últimas proposiciones, que concluyeron con la frase de Jesucristo, transformado en mandato para los discípulos: «Seréis mis testigos». La fe «no puede ser transmitida en una vida que no está moldeada al Evangelio», recordaron los Padres Sinodales. Por este motivo, «la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe llama a todos los creyentes a renovar su fe y su encuentro personal con Jesús en la Iglesia, a profundizar su apreciación de la verdad de la fe y a compartirla con alegría», exhortaron.

La Lista de Proposiciones concluye con la invocación de la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización. «Fijamos nuestra mirada en María. Ella nos ayudará a proclamar el mensaje de salvación a todos los hombres y mujeres, de manera que ellos también se conviertan en agentes de evangelización», afirmaron los Obispos. «A través de su presencia, que la Iglesia sea un hogar para muchos y Madre de todas las gentes».

Con información de Zenit y la Oficina de la Sala de Prensa de la Santa Sede.

 

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