México (Viernes, 02-11-2012, Gaudium Press) En una nota informativa relacionada a la presente celebración de la fiesta litúrgica de Conmemoración de los Fieles Difuntos, el Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México recordó la antigua tradición de ofrecer las llamadas Misas Gregorianas por los fieles que han fallecido. El P. José de Jesús Aguilar, director de Radio y Televisión del Arzobispado de México, recordó el importante papel de la oración y celebración de Eucaristías por las almas de los fieles: «La Iglesia siempre ha enseñado que orar por los difuntos es una obra de misericordia y que los fieles podemos ayudar a nuestros difuntos mediante la oración, el sacrificio y, especialmente, por la Santa Misa, sacrificio de Cristo».
La Eucaristía tiene un enorme valor de intercesión por los fieles difuntos, actualmente menos conocido entre los fieles. |
Sobre las Misas Gregorianas, el sacerdote expuso que la tradición tiene origen en un hecho acontecido al Papa San Gregorio Magno y relatado en sus Diálogos. «Según este texto», afirmó el P. Aguilar, «San Gregorio tuvo una revelación por la que constataba que un religioso llamado Justo había pasado del Purgatorio a la Gloria gracias a la celebración de la Santa Misa, en la que se pidió por su eterno descanso y el perdón de sus pecados durante 30 días consecutivos».
Ante una posibilidad de misericordia tan grande, el relato se difundió con rapidez entre todos los creyentes, explicó el sacerdote, y los fieles comenzaron a solicitar que dichas Eucaristías se celebraran por las almas de sus allegados difuntos. Según el P. Aguilar, existían varias condiciones para las Misas Gregorianas: «Las treinta misas debían celebrarse en forma continua, sin interrupción, con excepción del Viernes Santo y debían aplicarse siempre por los mismos difuntos. No era necesario que las celebrara un mismo sacerdote, ni en un mismo altar, ni en memoria de San Gregorio».
A pesar de mantenerse durante mucho tiempo, la tradición de las Misas Gregorianas ya no es muy conocida entre los católicos. «En algunas partes las iglesias comenzaron a cerrar, por descanso, un día a la semana. Ante la falta de continuidad la tradición de las llamadas Misas Gregorianas se fue perdiendo», explicó el sacerdote. «En otros lugares se perdió la idea de la importancia de la Misa a tal grado que los familiares de los difuntos se conformaron con pedir por ellos en pocas ocasiones: el día de su sepultura, en el novenario de la muerte, al cumplirse un mes y un año del fallecimiento, un total de sólo cuatro misas».
Este panorama se contrasta con la actitud de caridad cristiana de muchos fieles, quienes «saben que orar por los difuntos es un acto de justicia y caridad, oran constantemente por sus difuntos, participan de la Misa agradeciendo todos los beneficios que recibieron en vida, piden por su eterno descanso y el perdón de sus pecados». El Padre Aguilar recomendó a los creyentes averiguar en cuáles templos se celebran eucaristías sin interrupción para poder solicitar las Misas Gregorianas. Para la Arquidiócesis de México, el sacerdote puso como ejemplo el Sagrario Metropolitano (contiguo a la Catedral), la Parroquia de los Santos Cosme y Damián en la Colonia San Rafael y la Parroquia de San Felipe de Jesús en la Colonia Pino Suárez.
Con información de SIAME.
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