Santa Fe (Jueves, 08-11-2012, Gaudium Press) En su discurso semanal, el Arzobispo de Santa Fe de Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo, explicó que el contenido de la fe es simple y profundo, sintetizándose en el primer mandamiento «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma» y en el segundo «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
«Cuando Dios ocupa su lugar, y no hacemos de Él un ídolo a quien queremos o pretendemos manejar, es decir, cuando Dios es el único Señor, todo adquiere su lugar y se jerarquiza. Cuando Dios es Dios, el hombre se comprende como criatura, conoce su verdadera grandeza y sus límites. Dios no ocupa el lugar de nadie, no compite, sino ilumina el lugar de todos», afirmó el prelado.
Mons. Arancedo |
El Arzobispo explicó también que de esa forma, «la fe nos introduce en la verdad profunda de lo que somos, ella nos habla de la dignidad de ser hijos de Dios en este mundo, con un destino de vida eterna. Esta Vida, por otro lado, no es algo futuro sino ya presente que se comunica con nosotros como gracia a través de Jesucristo, por su Palabra y los Sacramentos. Esta es la verdad y la exigencia de la Iglesia. Amar a Dios que es mi creador, y a Jesucristo que es mi redentor, es el primer mandamiento».
Mons. Arancedo declaró que «el segundo mandamiento es su consecuencia necesaria. Todo hombre como hijo de Dios es mi hermano. A esta certeza primera debemos agregar que Jesucristo al hacerse hombre se hizo igual a todos los hombres, tornándose hermano de cada hombre para asumir su vida y hacer su camino, de un modo especial con los más pobres y necesitados».
«La fe en Dios no puede ser un refugio. Una fe que no vea en el rostro de todo hombre a un hermano, no es una fe plenamente cristiana. Podemos distinguir el amor a Dios y el amor a nuestro hermano, pero no separarlo, porque forman una unidad en el designio creador y redentor de Dios», concluyó.
Con informaciones de AICA.
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