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Río de Janeiro (Viernes, 09-11-2012, Gaudium Press) Mons. Orani João Tempesta, Arzobispo de Río de Janeiro, publicó em días pasados um artículo sobre el magno evento del pensamiento del Papa que se desarrolla en su ciudad. El siguiente es el texto:
En los próximos días 8 y 9 de noviembre, la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro realizará el II Simposio sobre el pensamiento de Joseph Ratzinger, con el tema: «Humanización y sentido de la vida».
No podría haber oportunidad más propicia para reflexionar sobre algunos aspectos del pensamiento del actual Papa que este año, en que la Iglesia conmemora el 50º aniversario del Concilio Vaticano II, del cual el entonces joven teólogo Joseph Ratzinger participó como perito. Se conmemoran, también, los 20 años del Catecismo de la Iglesia Católica, que bebió de las fuentes del propio Concilio y fue promulgado por el Beato Juan Pablo II para dar a conocer a todos, católicos y no-católicos, una visión amplia del contenido de nuestra fe.
El Papa Benedicto XVI se ha empeñado en llevar adelante este inmenso trabajo, buscando volverlo todavía más accesible al público en general, sin, entretanto, prescindir de la profundidad de su contenido. Con este objetivo, presidió la Comisión que elaboró una versión más concisa del Catecismo, el llamado «Compendio», promulgado ya en el primer año de su Pontificado, en 2005. Ahora, ya tenemos también en manos la traducción brasileña de la más nueva versión del Catecismo, esta vez destinada a los jóvenes – el YouCat (abreviatura de Youth Catechism) – fruto de un ardiente deseo del Papa de llevar la juventud al estudio y profundización de la doctrina católica.
La visita de Benedicto XVI a Río de Janeiro, en julio de 2013, durante la Jornada Mundial de la Juventud, se inserta en la celebración del «Año de la Fe», que tuvo inicio el pasado día 11 de octubre y se prolongará hasta el día 24 de noviembre de 2013. Este momento que la Iglesia vive en la convergencia de tantos propósitos motivó a los organizadores del Simposio a reflexionar sobre el pensamiento del Papa como forma de diálogo con los jóvenes respecto a la fe. Así es que la PUC-Rio, en asociación con la Fondazione Vaticana Joseph Ratzinger – Benedetto XVI y la Arquidiócesis de Río de Janeiro -, trajo a nuestra ciudad este evento, en conmemoración a los 40 años de su Departamento de Teología.
Cuando me refiero al momento en que la Iglesia vive, sin duda debemos reconocer que él es, en gran parte, fruto de la inspiración y la iniciativa de nuestro actual Papa. Benedicto XVI viene practicando repetidamente y profundizando el diálogo con los jóvenes, y este Simposio, promovido por la PUC-Río, descortina a la nueva generación del mundo académico algunos puntos importantes de sus reflexiones.
Al abordar tanto algunos temas actuales como las permanentes indagaciones del ser humano, las conferencias se proponen a confrontar tales cuestionamientos con las respuestas que la vasta formación y experiencia del mayor teólogo de la actualidad nos presentan. Partiendo de la cuestión sobre el sentido de la vida, el programa [del Simposio] recorre asuntos como política, ética y economía, que suscitan tantos debates éticos y morales contemporáneos, para desembocar en el sentido último de la existencia y la realidad, a la luz de la fe.
El Simposio de la PUC-Río pretende presentar el pensamiento de Joseph Ratzinger como teólogo, su interpretación del dato revelado, su visión del mundo y el diálogo con la cultura actual. Esa interpretación, a su vez, como auténtica reflexión sobre la verdad, proporciona a su actuación en el Magisterio de la Iglesia la solidez y la argucia de espíritu que caracterizan los documentos de su pontificado. No se puede olvidar, tampoco, la connotación mística que impregna sus reflexiones, al recordar que todo parte de Cristo y a Él retorna, como fuente y fin de nuestra vida y misión.
Considero este Simposio, del cual tendré el privilegio de participar, una excelente oportunidad para conocer mejor el gran tesoro que el pensamiento de Joseph Ratzinger representa para la Iglesia y el mundo. Felizmente, nosotros lo tenemos como Supremo Pastor de la Iglesia, que nos guía y enseña, en nombre de Jesucristo.
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