Ciudad del Vaticano (Viernes, 09-11-2012, Gaudium Press) Hoy de mañana en la Sala Pablo VI el Santo Padre recibió a los representantes de la Interpol reunidos en Roma desde el lunes pasado para su 81ª Asamblea General. Al dirigirse a ellos el Pontífice afirmó que «la lucha contra la violencia debe mirar ciertamente a contener el crimen y a defender la sociedad, pero también al reconocimiento del error y a la corrección del criminal, que permanece siempre una persona humana, sujeto de derechos inalienables y como tal no debe ser excluido de la sociedad, sino recuperado».
La atención de la actual Asamblea General se concentró en el desarrollo de la cooperación internacional en la lucha contra la criminalidad. Refiriéndose al tema del encuentro, Benedicto XVI observó que «la evolución de la violencia criminal constituye un aspecto particularmente preocupante para el futuro del mundo» que se manifiesta hoy bajo nuevas formas: en el fenómeno del terrorismo y de la criminalidad organizada.
Foto: Radio Vaticano |
«En nuestra época -observó el Papa- la familia humana sufre por causa de numerosas violaciones del derecho y de la legalidad, que en no pocos casos acaban en episodios de violencia y hechos criminales. Por tanto, es necesario tutelar a los individuos y las comunidades con un constante y renovado compromiso y a través de instrumentos adecuados».
El Pontífice resaltó los cambios ocurridos después de la «llamada guerra fría entre los dos bloques, el occidental y el oriental» cuyo fin suscitó grandes esperanzas, principalmente en la cuestión de la paz. Las nuevas formas de violencia, a su vez, fueron y constituyen «un grave factor de desestabilización de las sociedades» que «colocan a dura prueba a la propia supremacía del Estado».
El combate al crimen en la ‘Aldea Global’
«La Iglesia y la Santa Sede alientan a todos aquellos que se mueven para combatir la plaga de la violencia y del crimen, en esta nuestra realidad que parece cada vez más una «aldea global»», afirmó el Papa. Hablando sobre el terrorismo y sobre el crimen organizado, recordó que «estos delitos infringen las barreras morales progresivamente erguidas por la civilización y re-proponen una forma de barbarie que niega al hombre y su dignidad».
A los presentes, el Santo Padre reafirmó que «la violencia, en sus diversas formas terroristas y criminales, es siempre inaceptable, porque hiere profundamente la dignidad humana y constituye una ofensa a la entera humanidad», pidiendo para «reprimir el crimen, en el ámbito de reglas morales y jurídicas».
«De hecho, la lucha contra la violencia debe mirar ciertamente a contener el crimen y a defender la sociedad, pero también al reconocimiento del error y a la corrección del criminal, que permanece siempre una persona humana de derechos inalienables y como tal no debe ser excluido de la sociedad, sino recuperado», observó el Pontífice recordando que tal «colaboración internacional contra la criminalidad no puede agotarse solamente en operaciones policiales», sino dice respecto también a otros sectores de la sociedad y requiere «un particular compromiso en el plano político y pedagógico».
«Derrotar la violencia – continuó el Pontífice – es un compromiso que debe envolver no solamente las instituciones y los organismos agentes, sino a la sociedad en su conjunto: las familias, las agencias educativas entre las cuales la escuela y las realidades religiosas, los medios de comunicación social y todos los ciudadanos. Cada uno tiene su específica parte de responsabilidad por un futuro de justicia y de paz».
Al final del discurso pronunciado en cuatro lenguas: inglés, francés, español y árabe, el Papa agradeció por la «apreciada colaboración que la interpol ofrece a la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano, especialmente por ocasión de mis viajes internacionales». El encuentro con Benedicto XVI terminó con el agradecimiento hecho en árabe: «Os agradezco por vuestra presencia; el Señor os bendiga».
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