Ciudad del Vaticano (Lunes, 19-11-2012, Gaudium Press) «Hay el enorme desafío de vivir en una sociedad que no siempre comparte las enseñanzas de Cristo y que, en ocasiones, trata de ridiculizar o marginar a la Iglesia intentando confinarla exclusivamente en la esfera privada. Para hacer frente a estos enormes desafíos, la Iglesia tiene necesidad de testigos creíbles», dijo el Papa Benedicto XVI a un grupo de obispos franceses el pasado sábado 17, al referirse sobre la importancia de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. El Episcopado Francés se encuentra desde hace algunas semanas en el Vaticano en visita «Ad Limina».
El Santo Padre, refiriéndose luego en dicho encuentro a los debates claves que enfrenta hoy la sociedad francesa, les recordó a los obispos que «la voz de la Iglesia debe hacerse escuchar sin flaqueza y con determinación (…) El mensaje de Cristo y de su Iglesia no es sólo portador de una identidad religiosa, que requiere ser respetada como tal; aporta una sabiduría que permite percibir con rectitud cuales son las respuestas concretas a las preguntas más apremiantes, y a veces angustiosas, de la época actual. Ejerciendo, como ya hacéis, la dimensión profética de vuestro ministerio episcopal, aportáis a estos debates una palabra indispensable de verdad que libera y abre el corazón a la esperanza».
Benedicto XVI recordó a los obispos franceses que es importante la transmisión de la fe a las nuevas generaciones |
Al respecto, hablando sobre los fieles que se dedican a la vida pública, el Papa señaló que ellos, junto a los obispos «deben prestar atención a los proyectos de leyes civiles que puedan atentar a la protección del matrimonio entre el hombre y la mujer, a la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte, y a la correcta orientación de la bioética en la fidelidad a los documentos magisteriales».
«La liturgia es la celebración, el acontecimiento central de la historia humana»
En otro momento, el Santo Padre también exhortó a los obispos franceses para que presten una especial atención a la liturgia: «La liturgia es la celebración, el acontecimiento central de la historia humana: el sacrificio redentor de Cristo. Mediante ella, da testimonio del amor con que Dios ama a la humanidad, y de que la vida del hombre tiene un sentido, que está llamada a participar de la vida gloriosa de la Trinidad. La humanidad tiene necesidad de ese testimonio. Tiene necesidad de percibir, a través de las celebraciones litúrgicas, la conciencia que tiene la Iglesia del señorío de Dios y de la dignidad del hombre».
En este sentido, continuó Benedicto XVI, el respeto de las normas litúrgicas establecidas «expresa el amor y la fidelidad de la de de la Iglesia; la belleza de las ceremonias, mucho más que las innovaciones y los ajustes subjetivos, constituye una obra duradera y eficaz de evangelización».
Finalmente, continuando con este tema, hizo una invitación a los prelados franceses: «Os animo a cultivar el arte de celebrar, a ayudar a vuestros sacerdotes en ese sentido, y a trabajar sin cesar en la formación litúrgica de los seminaristas y de los fieles».
Con información de VIS, y Religión en Libertad.
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