Brasilia (Jueves, 14-05-2009, Gaudium Press) Devotos de Nuestra Señora de Fátima en Brasil y en el mundo celebraron ayer los 92 años de la primera aparición, el 13 de mayo de 1917. Nuestra Señora habría aparecido por primera vez a los primos Lucia, Jacinto y Francisca Marto, en Cova de Iria, Fátima (Portugal), a quien habría confiado, en forma de profecía, tres secretos con mensajes al mundo.
La trecena – 13 días de oraciones – en su homenaje comenzó el inicio del mes y terminó con fiesta en las parroquias dedicadas a ella en el Distrito Federal. La parroquia de la Igrejinha de la 307/308 – Sur – primera iglesia de Brasilia, cuya patrona es Nuestra Señora de Fátima -, organizó las celebraciones afuera del templo para mejor acomodar a los fieles.
La historia de la Igrejinha envuelve misticismo. Ella fue erguida por orden de Sarah Kubitschek, que había hecho una promesa a Nuestra Señora y alcanzado la gracia.
Después de un maratón de más de 12 horas de celebraciones – la primera fue a las 6h30 y La última a las 18h45 – la imagen de Nuestra Señora recibió el manto y la corona, lo que, según el párroco de la Igrejinha, apunta que Ella fue coronada como la reina de los cielos y de la tierra porque estaba unida a momentos de crisis de la sociedad.
«En Fátima, ella apareció en el inicio de la 1ª Guerra Mundial, pidió mucha oración y que el mundo se convirtiese», comentó Frei Odolir Eugênio dal Mago, párroco de la iglesia.
Venerada
El gran aprecio por Nuestra Señora puede ser demostrado por los fieles y religiosos de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Taguatinga, que festejara las apariciones hasta el final del mes. Los homenajes se harán en los días 16, 17, 20, 23, 24 y 31 de mayo.
Apariciones
Las apariciones habrían continuado por cerca de seis meses, siempre el dia 13, período en que Ella apareció siete veces a três criaturas. Los secretos de Fátima hablaban sobre la visión del infierno, la punición del mundo y de los pecadores y un ataque a un Papa y obispos. Este último secreto solamente fue revelado integralmente en 2000, por el papa João Paulo II, en Fátima, con Lucia a su lado.
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