Nazaret (Jueves, 14-05-2009, Gaudium Press) Después de un breve pasaje por Belén, en Cisjordania, el Papa Benedicto XVI volvió hoy a Israel. Este jueves, el pontífice visito Nazaret, la mayor ciudad árabe del norte israelí, donde presidió, en el Monte del Precipicio, una misa para cerca de 45 mil fieles. La celebración dio cierre a “El año de la familia”, celebrado por la Iglesia en la Tierra Santa.
Nazaret tiene, entre su porción antigua y la parte «nueva», surgida como la proclamación del Estado de Israel, cerca de 70 mil habitantes. Los habitantes de la ciudad antigua son 40 mil, entre cristianos y musulmanes, y otros 30 mil son judíos que pasaron a emigrar hacia allá a partir de la proclamación de 1948.
En la misa celebrada hoy en el monte del Precipicio – según la creencia Católica, una multitud furiosa había intentado empujar a Jesús en el abismo del monte – El Papa volvió a pedir que cristianos y musulmanas no se dejen rendir al “poder destructivo del odio”.
«Infelizmente, en los últimos años, las tensiones han afectado los últimos años las relaciones entre cristianos y musulmanes», afirmó, invitando a todas las personas «de buena voluntad al diálogo y a la fidelidad al único Dios’, para que construyan puentes de diálogo y promuevan la convivencia pacífica.
En la celebración que cerró el Año de la Familia, el Papa destacó el papel de la familia en la formación social y pidió a todos para que se «apropien nuevamente de esta verdad fundamental, que es la base de la sociedad y, por eso, es importante el testimonio de las personas casadas, a fin de ayudar en la formación de conciencias maduradas en la construcción de la civilización del amor». El también resaltó el papel de la mujer.
«Nazaret nos hace recordar el deber de reconocer y respectar la dignidad y la misión dada por Dios a las mujeres, como también sus carismas y talentos particulares. Sea como madres de familia, o como presencia vital en el trabajo y en las instituciones de la sociedad, sea como en el particular llamado a seguir al Señor mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, las mujeres tienen la función indispensable de crear aquella ecología humana que el mundo es también esta Tierra que tanto necesitan: un ambiente donde las criaturas aprendan a amar y a respectara los demás, a serán honestas y practicar las virtudes de la misericordia y del perdón».
En Nazaret, adonde fue en helicóptero a partir de Jerusalén, el Papa fue recibido por los alcaldes de Nazaret y de Nazaret Illit (parte nueva), por el vicario patriarcal latino para Israel, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, por el arzobispo maronita de Haifa y Tierra Santa, Mons. Paul Nabil El-Sayah.
El Papa agradeció al arzobispo greco-melquita de Akka, Mons. Elias Chacour, por la bienvenida y saludó, con votos de paz, a los obispos, sacerdotes, religiosos y todos los fieles de la Galilea. Había también centenas de fieles venidos de otras partes del Oriente Medio y, según algunas agencias de noticias, era posible aún distinguir banderas del Vaticano, de Italia, de los Estados Unidos, de España, de India y, también, de Brasil.
El Santo Padre animó a los sacerdotes, religiosos, catequistas, profesores, padres y los que se dedican al bien de los jóvenes, «a ser testigos del Evangelio y a confiar en el triunfo del bien y de la verdad». Al final de la celebración, Benedicto XVI bendijo a las piedras fundamentales del Centro Internacional de la Familia, del Parque Memorial Juan Pablo II y de la Universidad Papa Benedicto XVI.
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