viernes, 22 de noviembre de 2024
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El valor de la vocación para la vida contemplativa y monástica

Ciudad del Vaticano (Viernes, 23-11-2012, Gaudium Press) Recientemente la Iglesia celebró la Jornada Pro-Orantibus, un día dedicado a oraciones por aquellos que viven en clausura, una forma de vida consagrada cultivada por la Iglesia y donde la contemplación y la oración llenan enteramente la vida del consagrado. Una vocación poco conocida y poco comprendida.

4.jpgLa celebración de la «Jornada Pro-Orantibus» es realizada para incentivarnos a rezar por los religiosos y religiosas de vida contemplativa como expresión de reconocimiento, estima y gratitud por lo que representan; en agradecimiento por el rico patrimonio espiritual que sus institutos, congregaciones y órdenes son dentro de la Iglesia. Existe también la finalidad de promover el conocimiento de la vocación contemplativa y favorecer iniciativas pastorales para valorizar la dimensión contemplativa de la vida a través de la lectura orante de la Palabra y la activa participación litúrgica.

La Radio Vaticana entrevistó a la Abadesa del Monasterio de Santa María. Transcribimos aquí trechos de la monja benedictina Madre Escolástica, que explica en pocas palabras el significado de esta vocación:

«En el fondo, la vocación monástica es la vocación de todo ser humano, que es la vocación de buscar a Dios, teniendo como característica principal el oficio divino, que es la alabanza de Dios… el canto gregoriano, en nuestro caso».

«La clausura es constitucional: nosotros vivimos dentro del monasterio, pero salimos para las necesidades fundamentales».

«San Benito dice Ora Et Labora. Nosotros salimos para comprar lo que necesitamos, para ir al médico o al dentista, y vivimos, sí una vida de clausura».

«Es necesaria una vida monástica, no existe vida de oración sin el mínimo de recogimiento. Nos levantamos a las 4:30 horas de la mañana y durante todo el día tenemos 7 oficios divinos cuando cantamos. Nuestra oración es el canto de los salmos, la lectura de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia».

– Viviendo en clausura, ¿las monjas pueden recibir visitas?

«Nuestra clausura no significa una separación del mundo, sino al contrario: tenemos una comunión con las personas que están en el mundo; rezamos por el mundo. A veces damos orientación espiritual, las personas viene a aconsejarse con nosotros. No hay ruptura, sino alejamiento, para tal vez una mejor comunión. No es que el mundo está de un lado y las monjas del otro… no es eso».

– ¿Las monjas benedictinas realizan algún tipo de obra social?

«Tenemos catequesis. Los niños vienen al monasterio para la catequesis de la Primera Eucaristía. Tenemos el grupo de los Oblatos, laicos que viven la espiritualidad de San Benito en el mundo. Una vez por mes, ellos vienen al monasterio y tienen la formación de nuestra espiritualidad».

«Nosotros somos hermanas apostólicas, no tenemos obras de inserción en periferias y hospitales. Nuestro oficio es la oración. Nuestra contribución en la Iglesia es nuestra oración y nuestra orientación espiritual a quien nos busca aquí, pero no tenemos salidas para trabajar insertas en el medio social».

– ¿Cómo las monjas están viviendo la Jornada Pro Orantibus?

«Nosotras mismas vamos acoger más de 50 jóvenes. Lógico, en este Año de la Fe, tenemos consciencia de que nuestra fe es viva, actúa. Nosotros acompañamos a través de nuestra oración y también contribuimos como podemos, o sea, acogiendo estas jóvenes que se hospedarán aquí con nosotros». (JS)

 

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