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Tel Aviv (Viernes, 15-05-2009, Gaudium Press) Después de siete días de peregrinación, el Papa Benedicto XVI dejó en la tarde de este viernes el Oriente Medio. Él finalizó su primer viaje apostólico a Tierra Santa como comenzó: condenando el antisemitismo y defendiendo un Estado palestino. Pidió que la creación de un Estado palestino deje de ser «sueño» y se vuelva una «realidad» que lleve la paz a la región.
En su discurso de despedida en el aeropuerto de Bem Gurion, acompañado por el presidente israelí Shimon Peres y por el primer-ministro, Benjamin Netanyahu, defendió tanto el «reconocimiento universal que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en fronteras internacionalmente reconocidas», como el «derecho del pueblo palestino a un lugar nacional soberano e independiente, a vivir con dignidad y a viajar libremente». Netanyahu, fuerte opositor a un Estado Palestino, no se manifestó.
Benedicto XVI también pidió el fin del embargo al territorio palestino de la Franja de Gaza y afirmó que la muralla que está siendo construida por Israel en torno de Cisjordania «fue una de las visiones más tristes» durante su visita.
«Cuando pasé a su lado, recé por un futuro en que las personas de la Tierra Santa puedan vivir juntas en paz y armonía, sin la necesidad de tales instrumentos de seguridad y separación», afirmó.
Peres, a su vez, pidió a Benedicto XVI que use su «gran liderazgo espiritual» para «ayudar al pueblo a reconocer que Dios no está en el corazón de los terroristas». El pedido de Peres hace eco a otro, de Netanyahu, hecho ayer en reunión con el Papa, para que el sumo pontífice reprobase al régimen de Irán.
En sus palabras de hoy, Benedicto XVI volvió a condenar duramente el antisemitismo y la negación del Holocausto. Él había sido criticado por el director del museo Yad Vashem por no haber usado las palabras «nazismo», «exterminio», por no haberse disculpado por ser alemán y por haber demostrado poca emoción en su discurso en memorial del holocausto.
El Papa dijo que su visita al memorial Yad Vashem fue «uno de los momentos más solemnes» de su viaje, en la cual se recordó de la visita que hizo al campo de exterminio de Auschwitz, hace tres años.
«Allá fue un lugar, en que tantos judíos…fueron exterminados brutalmente por un régimen sin Dios que propagó una ideología de antisemitismo y de odio. Este capítulo horrible de la historia no debe nunca ser olvidado o negado», dijo.
«Nosotros vinimos de las mismas raíces espirituales. Nosotros nos encontramos como hermanos que, en momentos de nuestra historia, tuvieron una relación tensa, pero nosotros ahora estamos firmemente comprometidos a construir puentes de amistad duradera», declaró.
Benedicto XVI finalizó destacando que de los aspectos más positivos de su viaje apostólico fueron la posibilidad de reforzar el dialogo Inter-religioso y el fortalecimiento del ecumenismo.
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