sábado, 23 de noviembre de 2024
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Papa a los universitarios: La JMJ en Río de Janeiro será una gran ocasión para manifestar la fecundidad histórica de la fidelidad de Dios

Ciudad del Vaticano (Martes, 04-12-2012, Gaudium Press) Las Vísperas con los universitarios son uno de los eventos fijos entre los compromisos del Papa durante el año, por ocasión de la apertura del año académico. El sábado pasado Benedicto XVI recibió a los estudiantes y profesores de todos los ateneos romanos. En la Basílica estaba presente también una delegación de estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Belo Horizonte, acompañada del Obispo auxiliar de la Arquidiócesis, Mons. João Justino de Medeiros Silva.

La delegación de universitarios brasileños recibió del Santo Padre el ícono de Nuestra Señora «Sedes Sapientae», que deberá acompañarlos hasta el Congreso Mundial de Universidades Católicas (CMUC), a ser realizado en la capital de Minas Gerais entre los días 18 y 21 de julio de 2013. Este evento forma parte de la Semana Misionera en Belo Horizonte, antecederá a la 28ª Jornada Mundial de la Juventud y es promovido por la Pontificia Universidad Católica – Minas.

1.jpgEn la homilía hecha en la ocasión de las Vísperas, el Papa habló también sobre el amor de Dios hacia el hombre y el sentido y valor de la liturgia en la vivencia de la fe: «el Ano Litúrgico que iniciamos con esas Vísperas será también para ustedes el camino para revivir, una vez más, el misterio de la fidelidad a Dios. Viviéndolo con la Iglesia, experimentarán que Jesucristo es el único Señor del cosmos y de la historia, sin el cual cualquier construcción humana corre el riesgo de perderse en el vacío».

Dios es el Dios próximo, que nunca abandonó a su pueblo

«Toda la historia de la salvación es un recorrido de amor, de misericordia y de benevolencia». Dios es «siempre el Dios próximo, que nunca abandonó a su pueblo». Más de una vez sufrió con tristeza la infidelidad y esperó con paciencia el regreso, siempre en la libertad de un amor que precede y sustenta al amado, atento a su dignidad y a sus expectativas más profundas», afirmó el Santo Padre.

El Pontífice comentó también el misterio de la Encarnación y explicó que «Dios no se cerró en su Cielo, sino que se curvó sobre los hechos del hombre: un misterio grande que llega a superar toda posible espera. Dios entra en el tiempo del hombre de la manera más impensada: tornándose niño y recorriendo las etapas de la vida humana, para que toda nuestra existencia, espíritu, alma y cuerpo -como nos recordó San Pablo- pueda conservarse irreprensible y ser elevada a las alturas de Dios».
De este modo, Dios expresa «su amor fiel por la humanidad. El amor cuando es verdadero tiende por su naturaleza al bien del otro, al mayor bien posible, y no se limita a respetar simplemente los compromisos de amistad asumidos, sino va más allá, sin cálculo, ni medida».

El Santo Padre quiso recordar la importancia de la liturgia en la vida de los fieles: «La liturgia, vivida en su verdadero espíritu, es siempre la escuela fundamental para vivir la fe cristiana, una fe «teologal», que os envuelve en todo vuestro ser – espíritu, alma y cuerpo – para tornaros piedras vivas en la construcción de la Iglesia y colaboradores de la nueva evangelización. De modo particular, en la Eucaristía, el Dios vivo se torna así próximo, para convertirse en alimento que sustenta el camino, presencia que transforma con el fuego de su amor», observó.

«Hay una nostalgia interior del infinito, de la trascendencia»

Al dirigirse especialmente a los jóvenes universitarios, el Santo Padre los alentó: «Queridos amigos, vivimos en un contexto en que nos deparamos muchas veces con la indiferencia en relación a Dios. Pero creo que en el núcleo de aquellos que viven lejos de Dios, inclusive los de vuestra edad, hay una nostalgia interior del infinito, de la transcendencia». «Los jóvenes tienen la tarea de testimoniar en las salas de clase universitarias al Dios próximo, que se manifiesta también en la búsqueda de la verdad, alma de todo empeño intelectual. La Fe es la puerta que Dios abre en nuestra alma para conducirnos al encuentro con Cristo, en el cual el hoy del hombre se encuentra con Dios».

Hizo votos de que «las lámparas que llevaréis en vuestras capellanías sean siempre alimentadas por vuestra fe humilde, pero plena de adoración, para que cada uno de vosotros seáis siempre una luz de esperanza y de paz en el ambiente universitario».

Aún en las Vísperas, en su homilía el Pontífice prosiguió hablando especialmente a los jóvenes brasileños, afirmando que se dirigía idealmente en dirección a la Gruta de Belén para saborear la verdadera alegría de la Navidad, que es la alegría de acoger en el centro de nuestra vida a aquel Niño que nos recuerda que los ojos de Dios están abiertos sobre el mundo y sobre cada hombre. «Solamente esta certeza podrá conducir a la humanidad rumbo a la paz y la prosperidad, en este momento histórico delicado y complejo. También la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro será para ustedes, jóvenes universitarios, una gran ocasión para manifestar la fecundidad histórica de la fidelidad de Dios, ofreciendo su testimonio y su empeño para la renovación moral del mundo. La entrega del ícono de María Sedes Sapientiae a la delegación universitaria brasileña por parte de la Capellanía Universitaria de «Roma Tre» es, señal de este compromiso común», dijo el Santo Padre. (JS)

 

 

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