Medellín (Martes, 11-12-2012, Gaudium Press) Cinco son los senderos que han de recorrerse durante el Adviento: Crecer en la fe, construir la reconciliación, impulsar la justicia y la solidaridad, abrir espacio a la esperanza y seguir el ejemplo de María. Esto es lo que ha animado el Arzobispo de Medellín, en Colombia, Mons. Ricardo Tobón Restrepo, en un mensaje que dirigió a los fieles de su diócesis como preparación a la Navidad y que tituló «Caminemos a la luz del Señor».
Mons. Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín |
En el mensaje el prelado colombiano ofrece algunas pautas para que los católicos y personas de buena voluntad preparen el nacimiento de Jesús llevando a la práctica estos cinco pasos que, según Mons. Tobón Restrepo, «son indispensables para nuestra vida personal y para el bienestar de la sociedad», y ayudarán para que haya una respuesta «a la vocación que hemos recibido», así como para «animar el paso de los que nos acompañan por la vida».
A continuación exponemos los cinco senderos del Adviento propuestos por el Arzobispo de Medellín:
1. Crecer en la fe: no se puede decir que se camina de verdad sin la seguridad que da Dios. Dios no es nuestro adversario, sino la vida misma que vale la pena vivir. Sólo desde Dios todo se esclarece y se hace posible. Por eso es necesario convertirse, dejar que Dios nos sane y llene de alegría nuestro corazón. Adviento es un tiempo de profunda renovación interior.
2. Construir la reconciliación: Si la paz no empieza en nuestro corazón y en nuestra casa, no empieza en ninguna parte. El adviento nos ofrece la ocasión de un encuentro personal e íntimo con Dios que nos lleve a vivir el amor, es decir, a pasar de la muerte a la vida.
3. Impulsar la justicia y la solidaridad: No se entiende cómo podemos compaginar nuestra fe cristiana con el egoísmo y la inequidad social en que vivimos. No podemos permitir que este tiempo esté marcado por excesos en la comida, por abuso del licor, por despilfarro en regalos para algunos y en hambre y sufrimiento para otros. Debemos despertar a lo esencial y actuar con coherencia. Este es un tiempo para compartir.
4. Abrir espacio a la esperanza: El adviento nos hace mirar hacia el verdadero futuro. No podemos estar dormidos en la superficialidad. No podemos contentarnos con una tranquila mediocridad. Es preciso trabajar, como dice San Pablo, por «los bienes de arriba». Nuestro deber es vigilar para reconocer los signos del Señor que llega. Esta actitud vence toda angustia y todo temor; nos llena de vigor y de gozo en el camino.
5. Seguir el ejemplo de María: Ella es la persona que mejor ha vivido el Adviento. Ella nos enseña a acoger la venida íntima de Dios a nuestra vida. Ella realizó con fidelidad todo lo que Dios le pedía al servicio de los demás. Vivamos este tiempo con los sentimientos que ella expresó en su Magníficat y que es un verdadero canto a la fe, a la solidaridad, a la alegría y a la esperanza.
Con información de la Arquidiócesis de Medellín.
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