Ciudad del Vaticano (Lunes, 17-12-2012, Gaudium Press) Es el amor de Dios el que atrae a los jóvenes y los hace dedicar su vida a Él. Benedicto XVI, en mensaje por la 50º Jornada Mundial de Oraciones por las Vocaciones, destacó que las vocaciones nacen del interior de las comunidades cristianas, de un intenso clima de fe, de un generoso testimonio de adhesión al Evangelio, de una pasión misionera que induce al total don de sí por el Reino de Dios, de la vida con los Sacramentos, en particular de la Eucaristía, y de una fervorosa vida de oraciones.
La Jornada será celebrada en el cuarto domingo de Pascua, el 21 de abril de 2013, con el tema «Las vocaciones, señal de esperanza basada en la fe».
En el mensaje, publicado el sábado en varias lenguas, el Papa comienza hablando de la esperanza y la fidelidad de Dios en sus promesas, destacando que Dios «no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada».
La fidelidad de Dios «pide por una respuesta sobre aquello que cada uno desea hacer de su propia vida, sobre cuánto se está dispuesto a colocar en juego para realizarla en su plenitud». El Santo Padre resaltó la necesidad de fe y esperanza para responder al amor de Dios, que nos llama a Él.
El amor de Dios, «un amor que va mucho más allá de la superficialidad»
Su amor «exigente, profundo, va mucho más allá de la superficialidad» y «nos hace tener confianza en nosotros mismos, en la historia y en los otros». Dios, destacó el Papa, «en el día a día continúa dirigiéndonos su palabra, nos llama a realizar la vida con Él. Nosotros somos llamados a seguirlo, a sumergir nuestra propia voluntad en la voluntad de Jesús y «entregar nuestra vida a Él, a vivir con él en profunda intimidad, a entrar a través de él en comunión con el Padre en el Espíritu Santo y, consecuentemente, con nuestros hermanos y hermanas».
Benedicto XVI, en su mensaje, se dirigió de modo significativo a las comunidades cristianas, recordándoles la importancia del testimonio de una vida cristiana que ayude a estimular las vocaciones. Recuerda, además, que las vocaciones tienen necesidad de esperanza y de fe, de diálogo sincero y confiannte con Él, para que se pueda entrar en la voluntad de Dios.
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