Ciudad del Vaticano (Viernes, 21-12-2012, Gaudium Press) El Santo Padre Benedicto XVI accedió a la invitación a escribir un artículo editorial en un periódico de información económica de circulación mundial, el londinense Financial Times. Esta inusual decisión manifiesta nuevamente la cercanía de Su Santidad a las personas de todo el mundo, expresada por ejemplo en su interés en promover el trabajo de la Iglesia en las nuevas tecnologías. «El nacimiento de Cristo nos reta a replantearnos nuestras prioridades, nuestros valores, nuestra forma de vida», explicó el Santo Padre en este escrito dedicado al sentido cristiano de la Navidad.
«Ahora hay un nuevo rey, que no confía en la fuerza de las armas, sino en el poder del amor», afirmó el Santo Padre. |
Tratándose de un informativo financiero, Benedicto XVI destacó el compromiso de los cristianos en el mundo de hoy y la trascendencia a la que están llamados. «En el Evangelio es donde los cristianos encuentran inspiración para la vida cotidiana y para su participación en los asuntos del mundo, sea en el Parlamento o en la Bolsa», afirmó. El mensaje de Cristo llama a los fieles a «dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios». Esto significa para los cristianos comprometerse activamente, también «en la política y en la economía», pero «trascender cualquier forma de ideología».
«El reino que Jesús venía a instaurar era de una dimensión absolutamente superior» a los reinos terrenales, afirmó el Papa. Esto debe inspirar la reflexión sobre el nacimiento de Cristo en el pesebre de Belén. «Al mismo tiempo que la Navidad es, sin duda, un momento de gran alegría», enseñó el Santo Padre en su editorial, «es también una ocasión de reflexión profunda, incluso de examen de conciencia».
Los cristianos en el mundo luchan contra la pobreza, y reconocen «la dignidad suprema de cada ser humano, creado a imagen de Dios y destinado a la vida eterna», comentó. También buscan ser buenos administradores de la creación, promueven la paz y la justicia. En todo esto, es posible la cooperación de los cristianos con todos los demás, pero esto no significa que la misión se quede ahí, en una rendición ante las realidades terrenas.
«Los cristianos dan al César solamente lo que es del César, pero no lo que pertenece a Dios», aclaró el Santo Padre. «A veces, a lo largo de la historia los cristianos no han podido acceder a las peticiones de César. Desde el culto al emperador de la antigua Roma a los regímenes totalitarios del siglo apenas pasado, César ha intentado tomar el lugar de Dios». La negativa de los fieles a «inclinarse ante los falsos dioses» no refleja un carácter anticuado sino su libertad «de las ataduras de la ideología». Es porque los creyentes están «animados por una visión tan noble del destino humano, que no pueden comprometerse con nada que la pueda socavar».
Como anécdota, el Papa destacó que los pesebres italianos suelen ser decorados con ruinas del imperio romano. Este gesto demuestra «que el nacimiento del niño Jesús marca el fin del antiguo orden, el mundo pagano», dominado por el César. «Ahora hay un nuevo rey, que no confía en la fuerza de las armas, sino en el poder del amor. Él trae esperanza a todos aquellos que, como él mismo, viven en los márgenes de la sociedad» concluyó el Santo Padre. «Desde el pesebre, Cristo nos llama a vivir como ciudadanos de su reino celestial, un reino que todas las personas de buena voluntad pueden contribuir a construir aquí en la tierra».
Con información de Vatican information Service.
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