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San José (Miércoles, 26-12-2012, Gaudium Press) Los Obispos de Costa Rica, «teniendo el grave deber de dar un juicio moral cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas», realizaron una declaración sobre el reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que condenó a Costa Rica por su prohibición de las técnicas de reproducción asistida. «Este fallo es un lamentable ejemplo de la ideología de la cultura de la muerte», denunciaron los prelados, quienes reafirmaron su defensa de la vida humana desde el instante de la fecundación y ordenaron la lectura de la declaración en todas las Eucaristías en el fin de semana previo a la Navidad.
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| Los Obispos de Costa Rica reafirmaron el deber de proteger la vida humana desde el momento de la fecundación. |
En una sentencia reciente, dicha Corte rechazó la protección de la vida humana desde el momento de la fecundación, como lo establece la jurisprudencia costarricense, para obligar al país a permitir la prácticas de reproducción asistida. «La Fecundación In Vitro es y será, hasta que no se garantice lo contrario, un procedimiento deshumanizante para el bebé», afirmaron los Obispos. «Sobre el particular, nos sorprende negativamente cómo, en ningún momento, se describe al embrión como un ser humano sino como un producto, que eventualmente puede ser desechado, según los fines de los padres o intereses médicos».
«La Iglesia ha insistido en que el deseo de engendrar no constituye un derecho en sí mismo», explicaron los prelados, quienes advirtieron sobre la publicidad que promociona la práctica. «Asimismo, enfatizamos que el hijo tiene derecho a ser concebido naturalmente, llevado en las entrañas, traído al mundo y educado en el matrimonio», expresaron, citando las palabras del Beato Juan Pablo II.
La reproducción asistida, además de separar la procreación de su contexto natural en el matrimonio, también implica la selección y eliminación de un número de embriones antes de su implantación en la mujer. Para permitir estas muertes, la CIDH determinó un supuesto momento de «concepción» de la nueva vida en la implantación, y no en la fecundación, como argumenta la Iglesia con base en la evidencia científica. De acuerdo a esa interpretación de los jueces, los embriones no serían considerados seres humanos mientras estuvieran fuera del cuerpo de su madre, lo cual admitiría su eliminación y manipulación.
La redefinición de la palabra «concepción» fue rechazada por los Obispos, quienes exigieron basar las leyes en un verdadero fundamento moral en lugar de «acuerdos precarios, provisionales o históricos». También alertaron que la decisión representa una imposición de un «abuso interpretativo de los jueces a favor de una mentalidad anti vida».
«Como Obispos y ciudadanos seguiremos insistiendo en que la vida humana posee un carácter sagrado, por tanto, todo ataque contra esta vida debe encontrar una firme y clara oposición por parte de los creyentes hijos e hijas de la Iglesia», declararon. «Aunque esta técnica sea legalizada, mientras los embriones humanos sean asesinados, será siempre inmoral».
Finalmente, los prelados oraron a Jesucristo, «el niño Dios concebido en las entrañas de una Mujer y nacido en Belén, fuente y fundamento de la vida», para que conceda a los católicos la fortaleza de anunciarlo como «Camino, Verdad y Vida» y para «que en Él, edifiquemos el futuro de nuestras familias y de toda la nación».
Con información de Arquidiócesis de San José
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