Ciudad del Vaticano (Miércoles, 26-12-2102, Gaudium Press) En víspera de la Navidad, el Santo Padre hizo el domingo una invitación a los fieles en el Ángelus, para que se imite a «María en el tiempo de Navidad, visitando a aquellos que viven en dificultades, particularmente a los enfermos, los prisioneros, los ancianos y los niños».
En el último domingo de Adviento, el Santo Padre trató de la visita de María a su prima Isabel. «Este episodio -destacó el Papa- no representa solo un simple gesto de cortesía, sino demuestra con gran simplicidad el encuentro entre el Antiguo y el Nuevo Testamento», la espera y el Esperado, o sea, la promesa de la venida del Mesías, y finalmente su llegada.
Foto: Radio Vaticano |
El Santo Padre explicó la terminología bíblica, diciendo que la expresión «bendita eres tú entre las mujeres» se refiere en el Antiguo Testamento a Jael (Jueces 5,24) y a Judit (Jt 13,1), dos mujeres guerreras que luchan para salvar a Israel, y que pasa después a referirse a María, joven pacífica que irá engendrar al Salvador del mundo». La Virgen María se presenta como la nueva Arca de la Alianza porque «trae en su vientre a Jesús, el hijo de Dios hecho hombre».
«La escena de la visita -prosiguió el Papa- expresa la belleza de la acogida: donde existe acogimiento recíproco, atención y el ‘ceder espacio al prójimo’, ahí está Dios y la alegría que viene de Él». Benedicto XVI alentó a los fieles a imitar a María e Isabel y a estar, en estos días de Navidad, próximos a los necesitados, acogiéndolos como el propio Dios, pues «sin desear, nunca conoceremos al Señor, sin esperarlo, nunca lo encontraremos y sin buscarlo, nunca lo descubriremos».
En el saludo en español, el Santo Padre destacó que «el Evangelio de la Visitación que la Iglesia nos propone en este domingo, nos muestra la doble alegría que el anuncio de la salvación trae: la de quien, como la Virgen Santísima, acepta la buena noticia de la llegada de Jesucristo y se prepara para anunciarla y la de aquellos que como Juan en el vientre de Isabel, salta de alegría al oír la noticia de la llegada del Salvador. Invito a todos a acoger al Señor que viene y quiere llenar los corazones del inefable júbilo del Espíritu Santo».
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