Redacción (Jueves, 27-12-2012, Gaudium Press) Reproducimos a continuación el mensaje de Año Nuevo de Mons. Jaume Pujol Balcells, Arzobispo metropolitano de Tarragona, España:
Nos encontramos en vísperas de un año más de nuestras vidas. Es momento propicio para pensar en el pasado y también en el futuro. En vísperas de 1913, justamente hace un siglo, un presbítero de 31 años, Ángel José Roncalli, escribió en su dietario: «Estoy próximo a entrar en el trigésimo segundo año de mi vida. Pensar en el pasado me humilla y confunde; pensar en el presente me consuela, porque todavía es tiempo de misericordia; pensar en el futuro me infunde aliento, en la esperanza de poder redimir el tiempo perdido. Pero ¿cómo será ese futuro? Tal vez brevísimo. En todo caso, sea largo o breve, te lo repito Señor: es todo tuyo».
El tiempo no fue brevísimo para él, sino largo. Llegó a ser Juan XXIII y vivió 50 años después de estos apuntes en los que manifestaba la incertidumbre sobre su vida, pero la seguridad de que sería para Dios. Murió en 1963, en mitad del Concilio Vaticano II, que él había convocado, dejando una memoria de simpatía en todo el mundo. También nosotros debemos pensar en el tiempo pasado y en el futuro. Quizá esto sea más difícil ahora, porque estamos acostumbrados a vivir el presente más que nunca. Vivimos una época en la que muchas cosas que suceden las vemos «en directo», «en vivo», en el momento en que suceden.
¡Qué diferencia con otras épocas! Ahora nos sorprende, por ejemplo, leer que San Ignacio de Loyola escribió a San [Francisco] Javier una carta en la que le invitaba a volver a Roma para que le contara como le iba en las misiones. Una carta que nunca tuvo respuesta. La noticia de la muerte de Javier en la India tardó dos años en llegarle al fundador de la Compañía de Jesús.
Vivimos el presente y esto no tiene nada de malo. Es gracias a las nuevas tecnologías que se amplían los horizontes de espacio y tiempo. Lo que sería malo es que lo accidental nos distrajera de lo fundamental, que la curiosidad sobre lo que sucede ahora mismo en el mundo nos impidiera reflexionar sobre las grandes cuestiones que afectan a la vida humana, comenzando por su sentido.
Este sentido de la vida va estrechamente ligado al sentido del tiempo. Para un cristiano el calendario es algo más que una simple sucesión de fechas. La liturgia de la Iglesia lo sabe bien y nos propone un motivo especial de dar gracias a Dios para cada día del año: unas veces celebramos los grandes misterios de nuestra fe; otras, habituales, la vida de personas santas que han dado testimonio de ella.
A las puertas de 2013, consideremos la petición que nos ha hecho el Papa, y de la que los obispos de todo el mundo nos hemos hecho eco a través de cartas pastorales, de vivir el Año de la Fe, que está estrechamente ligado al deseo de Benedicto XVI de que suponga un impulso a la Nueva Evangelización. Con estas consideraciones, celebro la oportunidad de trasladar a todos mi más sincera felicitación de año nuevo. No sabemos qué nos deparará este año. Sí que sabemos que queremos recorrerlo de la mano de Dios.
† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y Primado
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