martes, 26 de noviembre de 2024
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¿Por qué el cielo estrellado debe ser todavía más esplendoroso?

Redacción (Viernes, 04-01-2013, Gaudium Press) ¿Por qué el cielo estrellado debe ser todavía más esplendoroso? A primera vista, esa pregunta puede parecer sin propósito. ¿Vamos a pensar juntos sobre ella?

Comencemos por el infinito: El hombre, ha sido creado para Dios y para la felicidad eterna; él debería pasar la vida, en esta tierra de exilio, a la búsqueda de la suprema perfección, sintiendo, por así decir, saudades de un Paraíso que él no conoce.
Después de maravillarse con el firmamento repleto de estrellas, existe en el hombre la tendencia a querer «enriquecer» la obra de la creación. Por ejemplo, son perfectamente concebibles las siguientes preguntas: ¿Y si las estrellas fuesen coloridas? ¿Y si ellas fuesen semejantes a enormes piedras preciosas que esparcieran luz propia? ¿Qué tipo de constelación formarían?

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¿Será que, además de esas «estrellas», esos puntos de belleza inspirarían el deseo de cosas aún mejores y más bellas? Ellos «conducirían» a la búsqueda de cosas más perfectas; ¿podrían llevar a la búsqueda de la perfección? ¿Llegarían hasta Dios?
¿Esas son preguntas ociosas hechas en una noche de verano, algunos minutos antes del Año Nuevo llegar? ¡Pienso que no!

Es bien posible que el hombre que inventó los fuegos de artificio estuviese con la mente poblada de pensamientos serios, de consideraciones e interrogaciones de esa naturaleza… Y fue por eso que él, con sus fuegos, subió e iluminó el cielo con estrellas que cintilaban sin existir, consiguiendo así embellecer la propia belleza.

Con la mente llena de esas consideraciones, y, por el simple hecho de que Dios concedió al ser humano deseos y aptitudes, él, de alguna forma, complementa la obra de la Creación. Y complementa con cosas bellas. Pues, siendo Dios la Belleza, lo que viene de sus manos, más allá de ser verdadero, es bueno y… bello.

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Lo que acabo de decir me pasó por la mente viendo una quema de fuegos de artificio, hace pocas horas atrás, exactamente cuando el 2012 dejó de existir y en su lugar vino el 2013, que también será de efímera duración…

De norte a sur, de repente, el cielo de Brasil quedó más bello. Y fue el descubrimiento de los fuegos de artificio, nacido, pienso yo, del deseo de una belleza mayor que posibilitó iluminar la noche con sucesivas lluvias de coloridas estrellas titilantes, cascadas de constelaciones diferentes, originales y formadoras de realidades de corta duración y profunda alegría, encanto y admiración, que insinuaban un universo diferente, una realidad que va más allá de lo real, …más bella todavía.

Valió la pena, por instantes, soñar realidades, desear lo aparentemente imposible. Valió la pena pensar en la Belleza, buscar lo Bello, sentir saudades del futuro. Ver, de repente, el fugitivo reflejo de Dios. (JSG)

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