Ciudad del Vaticano (Martes, 08-01-2013, Gaudium Press) Una notable reflexión sobre la vocación de los Obispos realizó el Papa Benedicto XVI en la ordenación episcopal de cuatro sacerdotes durante la fiesta de la Epifanía, el pasado 06 de enero, en el Vaticano. Dos de los cuatro prelados continuarán en labores cercanas al Santo Padre en Roma, mientras que los demás se destinaron a la representación diplomática de la Santa Sede en Latinoamérica. Según Su Santidad, el Obispo debe seguir el ejemplo de los Reyes Magos, y «ser el que indica a los hombres el camino hacia la fe, la esperanza y el amor».
El Santo Padre impartió la ordenación episcopal a cuatro sacerdotes en la fiesta de la Epifanía del Señor. Foto: Salt+Light |
Para cumplir esta misión, el Santo Padre señaló varias de las características que deben cumplir quienes reciben este especial llamado de Dios a la guía de la Iglesia. «El Obispo ha de ser sobre todo un hombre de fe», expuso el Papa. «Debe ser sobre todo un hombre cuyo interés esté orientado a Dios, porque sólo así se interesará también verdaderamente por los hombres». El Obispo va delante en la peregrinación hacia Dios, mostrando el camino, explicó.
Signo de contradicción
Benedicto XVI también destacó que ese camino se hace en una vida de oración, razón por la cual el Obispo «como peregrino de Dios, ha de ser sobre todo un hombre que reza». El prelado debe permanecer en contacto con Dios para ser un punto de encuentro entre Dios y el mundo en la comunión con Cristo. Esta función es a menudo incomprendida y objeto de burlas, como lo serían en su momento los Reyes Magos al emprender un camino incierto hacia el Mesías. «Pero, para estos hombres tocados interiormente por Dios, el camino acorde con las indicaciones divinas era más importante que la opinión de la gente».
«¿Cómo no pensar, ante una situación semejante, en la misión de un Obispo en nuestro tiempo?», cuestionó el Santo Padre, quien señaló que la fe sencilla y humilde siempre estará en conflicto con la posición dominante de quienes confían en la seguridad aparente. «El agnosticismo ampliamente imperante hoy tiene sus dogmas y es extremadamente intolerante frente a todo lo que lo pone en tela de juicio y cuestiona sus criterios», denunció. «Por eso, el valor de contradecir las orientaciones dominantes es hoy especialmente acuciante para un Obispo».
«El Obispo debe ser valeroso», afirmó el Santo Padre. |
El carácter valeroso del Obispo, señaló el Pontífice, no consiste en ser agresivo o violento, sino en resistir los ataques y mantenerse fieles a la verdad. «El temor de Dios libera del temor de los hombres. Hace libres», expresó el Santo Padre. Como ejemplo de esta actitud, el papa recordó a los apóstoles, quienes fueron azotados por orden del Sanedrín judío para frenar su predicación. Ellos, en lugar de rendirse, se sintieron alegres de sufrir por causa de Cristo, y continuaron evangelizando. «También los sucesores de los Apóstoles se han de esperar ser constantemente golpeados, de manera moderna, si no cesan de anunciar de forma audible y comprensible el Evangelio de Jesucristo», señaló Benedicto XVI. «Y entonces podrán estar alegres de haber sido juzgados dignos de sufrir ultrajes por él».
Estrellas que muestran el camino
El Papa explicó que la actitud de la Iglesia no es de provocación, sino de invitación a «entrar en el gozo de la verdad», que no está sometida a la aprobación por parte de las opiniones dominantes, sino al criterio del Señor. «Si defendemos su causa, conquistaremos siempre, gracias a Dios, personas para el camino del Evangelio». Pero esta victoria cuesta necesariamente los golpes de quienes contradicen el mensaje de Cristo.
Quienes emprenden este camino de seguimiento fiel se convierten en «estrellas que brillan en el cielo de la historia y nos muestran el camino», enseñó Su Santidad. «Los santos son las verdaderas constelaciones de Dios, que iluminan las noches de este mundo y nos guían». Dirigiéndose a los nuevos Obispos, Benedicto XVI exhortó: «Queridos amigos, esto tiene que ver también con nosotros. Tiene que ver sobre todo con vosotros que, en este momento, seréis ordenados Obispos de la Iglesia de Jesucristo. Si vivís con Cristo», continuó el Santo Padre, «nuevamente vinculados a él por el sacramento, entonces también vosotros llegaréis a ser sabios. Entonces seréis astros que preceden a los hombres y les indican el camino recto de la vida».
El Papa expresó la intención de la Iglesia de orar «para que el Señor os colme con la luz de la fe y del amor. Para que aquella inquietud de Dios por el hombre os toque, para que todos experimenten su cercanía y reciban el don de su gloria alegría. Oramos por vosotros, para que el Señor os done siempre la valentía y la humildad de la fe». El Santo Padre concluyó su homilía encomendando los prelados a la Santísima Virgen, a quien pidió que les muestre el camino a Jesucristo y cómo hacerse indicadores de dicha ruta a los demás.
Los Obispos ordenados por Benedicto XVI en dicha ceremonia son Mons. Angelo Vincenzo Zani, Arzobispo titular de Volturno y Secretario de la Congregación para la Educación Católica; Mons. Georg Gänswein, Secretario particular del Santo Padre, Arzobispo titular de Urbisaglia y Prefecto de la Casa Pontificia; Mons. Fortunato Nwachukwu, Arzobispo titular de Acquaviva, nombrado nuncio apostólico en Nicaragua y Mons. Nicolás Henry Marie Denis Thevenin, Arzobispo titular de Eclano y nombrado nuncio apostólico en Guatemala.
Con información de Vatican Information Service.
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