Valencia (Jueves, 10-01-2013, Gaudium Press) El pasado 07 de enero se dio inicio en Valencia, España, a una etapa clave en el proceso de canonización de los beatos Louis Martin y Celia Guerin, padres de Santa Teresita de Lisieux. En esta ciudad se nombró el tribunal que investigará un posible milagro acontecido en 2008: la curación de una bebé prematura de una serie de graves afecciones tras la oración de sus padres, quienes invocaron especialmente la intercesión de los beatos franceses.
«El hecho de que se vaya a abrir este proceso corre en paralelo al deseo de muchos obispos y fieles de Francia», expresó con satisfacción Mons. Bernard Lagoutte,rector de la basílica de Santa Teresita de Lisieux y presente en la ceremonia, presidida por el Arzobispo de Valencia, Mons. Carlos Osoro. «¡Viva España, que se preocupa de la santidad de los de Francia!». Con estas palabras, Mons. Lagoutte celebró el inicio del proceso canónico de investigación que contará con Mons. Ennio Apetici como juez delegado, el sacerdote José Vicent Castillo como promotor de justicia, el delegado diocesano para las Causas de los Santos, P. Ramón Fita Revert, como notario actuario y el médico Giuseppe Paterlini como perito.
El milagro
La experiencia que motivó la investigación es la de un matrimonio que ha decidido permanecer en el anonimato y que enfrentó la grave enfermedad de una de sus hijas en 2008. La pequeña nació prematuramente, después de un embarazo de alto riesgo, y su diagnóstico era reservado. «Empezó con una hemorragia cerebral pero se complicó con los pulmones, el corazón», recordaron los padres al informativo diocesano Paraula. La niña, que padecía entre otras afecciones una hemorragia ventricular de grado IV, no respondía a los tratamientos y los médicos preparaban a los padres para afrontar el eventual fallecimiento de su hija.
La niña del posible milagro, quien goza hoy de un perfecto estado de salud, saluda a Mons. Carlos Osoro. Fotografías: Alberto Saiz/AVAN |
Sin embargo, como la infante había nacido el día de Santa Teresa de Ávila, los padres decidieron invocar la ayuda divina, para lo cual buscaron con premura el convento carmelita más cercano. «Llegué de noche. Estaba cerrado y sólo pude hablar con las monjas por el telefonillo. Pero el domingo siguiente fuimos allí a misa», relató el padre. En esta Eucaristía, las religiosas les recomendaron pedir la intercesión de los padres de Santa Teresita, que habían sido beatificados hacía apenas unos días, y les obsequiaron una estampita con la oración para pedir el milagro, al tiempo que les ofrecieron sus oraciones personales por esta intención.
«Rezamos con muchísima fe», refirieron, tratándose del momento crucial de la enfermedad de su hija. En unas semanas la bebé comenzó a evidenciar un cambio inexplicable en su salud, que sorprendió notablemente a los médicos. A pesar de la evidente curación, los profesionales advirtieron a los padres sobre las inevitables secuelas que tendría esta enfermedad para la niña. Su experiencia es diferente: «Está completamente normal. Habla, va al colegio y lo ha vivido todo perfectamente bien», explicaron sus padres.
La familia manifestó su gratitud a Dios por el hecho y comentaron el caso a las religiosas del convento carmelita, quienes contactaron a la Congregación para las Causas de los Santos. «Se nota cada vez más la intercesión de los beatos», expresó Mons. Lagoutte, en la apertura del proceso sobre el milagro. «Para la medicina, algo extraordinario», comentó a su vez el médico Giuseppe Paterlini. La pequeña, hoy con cuatro años de edad, estuvo presente en la apertura del proceso, jugando con su hermano desprevenidamente en medio de la solemnidad del acto.
El tribunal recién constituido recolectará toda la documentación sobre el acontecimiento, efectuará pruebas médicas y evaluará los testimonios disponibles para examinar y probar si efectivamente el hecho constituye un milagro. Una vez concluida esta fase diocesana, los resultados serán enviados a la Santa Sede para la valoración del congreso de médicos del Dicasterio y las comisiones de teólogos, Obispos y Cardenales, que remitirían, de ser aprobado, su informe al Santo Padre, quien promulgaría el «Decreto del Milagro» que haría posible la canonización de los beatos.
Con información de Paraula y AVAN.
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