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París (Lunes, 14-01-2013, Gaudium Press) Cientos de miles de personas se congregaron en París el pasado 13 de enero en la «Manifestación para todos», que pidió la protección de la familia como fundamento de la sociedad, el respeto del derecho de los hijos a tener un padre y una madre y la preservación de la definición natural del matrimonio. Los ciudadanos se congregaron en varios grupos multitudinarios en diversos puntos de la ciudad, que se encontraron finalmente frente a la Torre Eiffel.
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| La multitud, vista desde la Torre Eiffel. |
Los manifestantes, estimados en unas 500 mil personas, portaban banderas con la ilustración de una familia tradicional e insistieron, a través de sus voceros, que su intención no era rechazar o discriminar a nadie, sino defender la institución fundamental de la sociedad. Los organizadores evitaron las consignas individuales o partidistas y la marcha transcurrió de manera pacífica y ordenada.
Los ciudadanos se expresan
En la víspera de la manifestación, el Cardenal André Ving-Trois, Arzobispo de París, explicó a la prensa que la marcha no tenía un carácter de enfrentamiento, sino que se trata de un canal de expresión de una perspectiva que no fue tenida en cuenta en el proyecto. «Tal proyecto de ley hubiera merecido un debate más sereno y mejor organizado», expresó el Cardenal. «Esta no ha sido la opción del gobierno, y hemos sido constreñidos a buscar otros modos de expresar los puntos de vista. Esta manifestación es uno de los medios para expresar el desacuerdo profundo de un cierto número de franceses».
Los ciudadanos en desacuerdo a los que se refirió el Arzobispo han aumentado en un 15% en los últimos sondeos, marcando una tendencia cada vez más favorable a la protección de la definición natural de la familia. Ante la aprobación práctica de la redefinición del matrimonio, los ciudadanos que la apoyaban hipotéticamente pasaron de un 65% al 50%. Aún no se ha evaluado el impacto que pudo tener la «Manifestación para todos» en la opinión pública francesa.
Por este motivo, Antoine Renard, presidente de Asociaciones de Familias Católicas Francesas acusó al Gobierno de causar división en la nación en lugar de trabajar en unidad por el bien común: «Creo que nuestro país necesita fundamentalmente mantenerse unido para superar las consecuencias de la crisis económica y social, pero en lugar de esforzarse por la unidad, nuestro gobierno impulsa una cuestión que está claramente dividiendo a nuestro pueblo», denunció el activista, en diálogo con la Agencia Zenit.
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Priman los derechos de los niños
Los organizadores insistieron en la salvaguarda del derecho de los niños a conocer a tener un padre y una madre. «El problema no es la homosexualidad», afirmó la vocera Virgine Merle, «sino la filiación humana. Para hacer un niño se necesita un hombre y una mujer». Según la activista y redactora, desconocer esta circunstancia natural para redefinir artificialmente la familia es «totalmente contrario a la realidad».
Desde Roma, el Secretario del Consejo Pontificio para la Familia, Monseñor Jean Laffitte, envió un saludo a todos los participantes en la manifestación, divulgado por la Agencia Zenit. Según el prelado, los inconvenientes que trae la redefinición legal de la familia «son tales que imponen a todo hombre de buena voluntad, como también a todo cristiano, el deber de expresar, en la medida de lo posible, su firme oposición a una medida destructiva del vínculo social y contraria al bien común».
El Secretario del Dicasterio afirmó también que la expresión pública hace parte del intento legítimo de «salvaguardar el patrimonio común». Mons. Laffite concluyó recordado que «el matrimonio, unión entre un hombre y una mujer, es la única mediación posible para fundar una familia donde el niño pueda ser acogido en el amor de un padre y una madre».
Con información de Agencia Zenit, Aceprensa e InfoCatólica.
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