Barquisimeto (Viernes, 18-01-2013, Gaudium Press) Más de tres millones de fieles católicos de Venezuela reafirmaron su devoción la Santísima Virgen, venerada bajo la advocación de la Divina Pastora, en una tradicional fiesta celebrada el pasado 14 de enero. Cada año, los creyentes se congregan en una de las mayores manifestaciones públicas de fe del país y participan de la Eucaristía y la multitudinaria procesión hacia la ciudad de Barquisimeto, en el Occidente del país.
La imagen, fuertemente escoltada, avanzó en medio de la multitud de fieles. |
En este año, el mensaje del Arzobispo de Barquisimeto, Mons. Antonio López Castillo, estuvo centrado en la petición del fin de la violencia y la cultura de la muerte. «Ante la imagen venerable de la Divina Pastora les manifiesto que me preocupa tanta violencia, tanto crimen», expresó el prelado. «Matar no es querido por Dios. El homicidio es pecado, el suicidio es pecado, hermanas y hermanos, la vida es sagrada, respetemos las vida; la violencia nos destruye, procuremos vivir en fraternidad».
Tras superar una interrupción ocasionada por las autoridades militares locales, la procesión avanzó por las calles de la ciudad bajo el fuerte sol y una temperatura superior a los 30 grados celsius. Durante el recorrido, numerosos fieles ofrecieron testimonios de milagros atribuidos a la intercesión de la Santísima Virgen, motivo por el cual acudían ante la imagen para cumplir su promesa. Numerosas instituciones y voluntarios repartieron bebidas entre los peregrinos.
Milagrosa tradición de fe
La advocación de la Divina Pastora tiene su origen en España cuando San Isidoro de Sevilla la observó en sueños y la describió al artista Alonso Miguel de Tovar, quien la retrató en un cuadro. El escultor Francisco Ruiz Gijón realizó una imagen a tamaño natural, que fue llevada en procesión por primera vez en 1705. En 1736, el párroco de Santa Rosa, Venezuela, encargó una imagen a este mismo artista.
Sin embargo, la imagen requerida por el sacerdote era la Inmaculada Concepción, y al recibir en cambio la de la Divina Pastora, intentó devolverla a España. Pero la imagen se hizo inexplicablemente pesada, y no hubo manera de regresarla, hecho que fue interpretado por los fieles como la voluntad de la Santísima Virgen.
La imagen sobrevivió en 1812 a un terremoto que destruyó el templo donde se veneraba, lo cual consolidó la devoción popular. En 1855, una epidemia de cólera se desató en la zona y los fieles solicitaron al párroco Macario Yépez que se hiciera una procesión con la imagen como última esperanza de la población. El sacerdote realizó la procesión y, estando él mismo enfermo, pidió a la Divina Pastora ser la última víctima de la epidemia. Ese mismo día, el párroco falleció y cesaron por completo las muertes ocasionadas por la enfermedad.
Este milagro atrajo a multitud de fieles que cada año se reunieron a conmemorar el hecho e instituyeron la tradicional fiesta a la que asisten personas de todas las regiones del país e incluso del extranjero. La procesión anual parte de la población de Santa Rosa y recorre 7.5 kilómetros hasta la Catedral de Barquisimeto.
Con información de Agencia Zenit.
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