sábado, 23 de noviembre de 2024
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El papel de los laicos en la transmisión de la fe, según el Catecismo de la Iglesia Católica

Ciudad del Vaticano (Jueves, 17-01-2013, Gaudium Press) El Padre Dariusz Kowalczyk aborda en el ciclo de reflexiones dedicadas al nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) – por ocasión de los 20 años de su publicación -, el papel de los fieles en la comprensión y la transmisión de la verdad de la fe, como es presentado y desarrollado en el Catecismo.

1.jpgEl Catecismo afirma en el nº 91: «Todos los fieles participan de la comprensión y la transmisión de la verdad revelada. Recibieron la unción del Espíritu Santo, que los instruye y los conduce a la verdad en su totalidad».

El oficio de interpretar la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición fue confiado al Magisterio de la Iglesia, o sea, a los obispos en comunión con el Sucesor de Pedro. El Magisterio no actúa, sin embargo, al margen del Pueblo de Dios, sino que es un instrumento, querido por Dios, para comprender bien la acción del Espíritu Santo en relación a toda la Iglesia.

El pueblo fiel posee el don del sentido sobrenatural de la fe

Todo el pueblo fiel posee el don que llamamos sentido sobrenatural de la fe. Ese sentido todos tienen, desde los obispos hasta el último de los fieles laicos. Es gracias a ese sentido sobrenatural de la fe, suscitado por el Espíritu de verdad, que el pueblo de Dios se adhiere a la fe de modo más profundo, aplicándola en la vida en la forma más plena (cfr. CIC 93).

En el nº 8 de la Constitución dogmática sobre la Divina Revelación «Dei Verbum», se lee que la Iglesia progresa en la inteligencia de la fe y también en la contemplación y en el estudio de los fieles que tienen una profunda experiencia de las cosas espirituales.

El Catecismo recuerda que de ese modo, el Espíritu Santo introduce a los fieles en la verdad en su totalidad. Claro está que no sin la guía del Magisterio de la Iglesia.

Un ejemplo de desarrollo de la inteligencia de la fe del Pueblo de Dios consiste en la verdad de la Inmaculada Concepción, afirmada como dogma de fe en 1854.

Sin la experiencia y la reflexión de los fieles, sin el sentido sobrenatural de la fe de ellos, la comprensión más profunda del misterio revelado de María no habría sido posible.

Por tanto, cada uno de nosotros fieles debe sentirse sujeto de comprensión y transmisión de la fe revelada en Jesús. (JS)

Con información de la Radio Vaticana.

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