Madrid (Viernes, 18-01-2013, Gaudium Press) «Un caminar de fe y esperanza» es el lema escogido por la Archidiócesis de Madrid para celebrar la Jornada Mundial de las Migraciones que la Iglesia católica conmemorará el próximo domingo 20 de enero.
Con ocasión de esta Jornada, en la Catedral de la Almudena tendrá lugar a las 10:30 de la mañana una solemne celebración eucarística que presidirá el Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid. Misa que concelebrarán también los sacerdotes Antonio Martínez, Delegado de las Migraciones; Luis Domingo, Vicario Episcopal y los capellanes de las Capellanías de Migraciones de filipinos, polacos, rumanos latinos, rumanos greco católicos y chinos.
La Misa por la Jornada de las Migraciones será el 20 de enero en la Catedral de la Almudena |
Justamente con motivo de la Jornada, el Cardenal Rouco dirigió una carta a toda la comunidad de la Archidiócesis llamándola a acoger y poner en práctica la hospitalidad con los migrantes: «urge vivir la catolicidad no solamente en la comunión fraterna de los bautizados, sino también en la hospitalidad brindada al inmigrante, sea cual sea su raza, cultura y religión, rechazando toda exclusión o discriminación, respetando y promoviendo los derechos inalienables de las personas y pueblos».
Asimismo, el purpurado ha dicho que la Iglesia diocesana «ha de tener en cuenta que las personas que, por motivos diversos, viven la experiencia de la migración han sufrido un profundo cambio cultural con el desplazamiento geográfico, la transferencia de un mundo rural a un mundo urbano y al sector industrial o de servicios».
Una realidad que, según el Arzobispo, «pone de relieve nuestro deber de ayudar a que la fe no se quede en un simple recuerdo para el inmigrante: necesita imperiosamente cultivarla para, con su luz, leer su nueva historia desde la misma fe. Es el mejor servicio que les podemos prestar».
En otro momento, también ha llamado a los inmigrantes y madrileños «a propiciar el reconocimiento del otro en su identidad y en su diferencia, a descubrir en las personas de orígenes y culturas diferentes la obra de Dios».
A las comunidades parroquiales también ha exhortado a «perseverar con valentía y generosidad en la labor iniciada en favor de los inmigrantes, promoviendo su calidad de vida; una vida más digna del ser humano y de su vocación espiritual».
Finalmente, ha dicho: «La Iglesia es una familia y no podemos considerarnos ajenos los unos de los otros. Estamos llamados a desarrollar una convivencia verdaderamente humana basada en la fraternidad. Somos vecinos y conciudadanos, somos hermanos llamados a formar parte del único Cuerpo de Cristo que es la Iglesia».
Con información de la Archidiócesis de Madrid.
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