Ciudad del Vaticano (Viernes, 25-01-2013, Gaudium Press) Hacen 507 años que, desfilando con paso militar marcado por tambores, 110 soldados venidos de la Confederación Helvética sobrepasaban los muros del Vaticano. Y ahí permanecen hasta hoy.
Era un cuerpo de defensa que, con el pasar del tiempo, se tornó la Guardia Suiza, que, desde entonces, escribe su historia con fidelidad, abnegación y heroísmo.
Fue el Papa Julio II quien pidió a los Helvecios que enviasen un grupo de soldados que lo defendiesen de sus enemigos. El Papa fue atendido y, entonces, nació el actual cuerpo de defensa Pontificio.
Ellos llegaron, más exactamente, el día 22 de enero de 1506, y por eso se conmemoró recientemente los más de 500 años de la venida de ellos a Roma.
Hubo misa celebrada por el Maestro de Ceremonias de Benedicto XVI y un desfile militar tal como fue hecho por los primeros Guardias que se instalaron en el Vaticano.
Aquella «era una época en que los suizos eran mercenarios muy conocidos por los servicios que siempre desarrollaban con fidelidad y valentía. Algo que todavía hoy intentamos hacer en nuestro trabajo, estando siempre en el máximo de nuestras posibilidades», dice el Guardia Suizo Urs Breitnemosser.
Sin dudas, un trabajo que fue desarrollado siempre con fidelidad hacia todos los Papas.
Su característico y vistoso uniforme expresa la alegría de ser soldado, la voluntad de combatir y de estar al servicio del Sucesor de Pedro. Y el color rojo que traen simboliza la disposición de derramar su sangre para defender al Santo Padre, sea él quien sea. (JS)
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