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Ciudad del Vaticano (Martes, 29-01-2013, Gaudium Press) Por la XXI Jornada Mundial de los Enfermos -que será celebrada en el Santuario Mariano de Altötting, Alemania, del 7 al 11 de febrero- el Santo Padre concede la indulgencia plenaria bajo tres condiciones, así como la indulgencia parcial. La solemnidad coincide con la celebración del Año de la Fe. El anuncio fue hecho por el decreto de la Penitenciaria Apostólica firmado entre el cardenal mayor Monteiro de Castro y el regente, Mons. Krzysztof Nykiel.
Los fieles que quisieren obtener la indulgencia plena deben tener el alma verdaderamente arrepentida y constreñida, y podrán recibirla una vez al día, bajo las mismas condiciones en que será aplicado el sufragio a las almas de los fieles ya fallecidos, siempre que, del 7 al 11 de febrero, en el Santuario Mariano de Altötting, o en cualquier otro lugar establecido por la Autoridad Eclesiástica, participen devotamente de una ceremonia celebrada para rogar a Dios por los propósitos de la Jornada Mundial de los Enfermos, reciten el Padre Nuestro y el Credo y hagan una invocación misericordiosa a la Beata Virgen María». Las condiciones para la obtención de la indulgencia comportan: «la Confesión sacramental, la Comunión eucarística y la oración según las intenciones del Santo Padre».
Además, para los funcionarios de los hospitales públicos y privados, que debido a su trabajo no puedan participar de los eventos indicados, será concedida la indulgencia plenaria, «si en tal día ellos presten generosamente al menos por algunas horas su asistencia caritativa, como si la hiciesen al verdadero Cristo (cf. Mt 25, 40) y reciten el Padre Nuestro, el Credo y una invocación misericordiosa a la Beata Virgen María, con el alma libre de todo pecado y con el compromiso de realizar las condiciones requeridas lo más rápido posible», de acuerdo con las condiciones para obtener la indulgencia.
Para los fieles enfermos y que debido a la condición física y la edad no puedan participar, la indulgencia plenaria es reservada cuando «posean el alma desapegada de todo y cualquier pecado y se propongan cumplir apenas posible las condiciones pre-establecidas, participando espiritualmente de las funciones sagradas en días determinados, particularmente cuando las Celebraciones litúrgicas y el Mensaje del Sumo Pontífice fueren transmitidos por la televisión y la radio, orando devotamente por todos los enfermos y ofreciendo a Dios, a través de la Virgen María, Salus infirmorum, sus sufrimientos físicos y espirituales».
El decreto prevé también la indulgencia parcial a todos los fieles que, en los días marcados «con el corazón arrepentido», y de modo devoto recen por los enfermos, «en el espíritu del corriente Año de la Fe». (AA/JS)
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