sábado, 23 de noviembre de 2024
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Capellán de la Universidad de Glamorgan, en Gales, analiza el Reiki

Cardiff (Martes, 29-01-2013, Gaudium Press) El Padre Gareth Leyshon no solo es el capellán de la Universidad de Glamorgan, en Gales, incardinado en la diócesis de Cardiff. También es un científico, doctor en física. Esta última especialidad le ha servido asimismo para analizar desde diversos ángulos esa realidad misteriosa y que a muchos atrae hoy, llamada ‘Reiki’.

‘Canalizando’ el «ki»

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Padre Leyshon

Independiente de las diversas corrientes y maestros Reiki, hay líneas esenciales que más o menos todos comportan:

– El Reiki consiste en manipular o canalizar una «energía espiritual» llamada ki (chi, en China; prana, en India) para lograr sanar o curar.

– Los practicantes de Reiki, aquellos que canalizan esta energía, deben ser iniciados por otros practicantes de nivel más elevado en un ritual de «armonización» o «sintonización» que usa símbolos (objetos, técnicas) secretos.
En su «Crítica Católica al Arte Sanador del Reiki», el Padre Leyshon afirma que no es su deseo «intentar identificar la realidad ontólogica del ki», labor que le deja al avance de la verdadera ciencia. Entretanto, afirma que las opciones son claras:

Si el «ki» no existe, si no hay evidencia de su existencia, cualquier intento de manipularlo es una superstición, «un pecado según el artículo 2111 del Catecismo de la Iglesia Católica».

Si se encontrase evidencia de que hay propiedades curativas en el cuerpo humano que la medicina occidental desconoce, y se le llamase a eso «ki» y se pudiese manipular, sería una propiedad física, como otras de la ciencia, sin mayores problemas morales. Pero esto no se ha establecido, y los practicantes de Reiki no hablan del ki como algo físico, sino espiritual. Incluso cuando dicen que es algo «natural» no quieren decir que sea sólo físico, porque en las filosofías orientales no hay clara distinción entre lo natural y lo extranatural.

Hay quien dice que el ki y su manipulación, el Reiki, es algo espiritual, no físico, y que viene de Dios. Entretanto el sacerdote resalta que no existe en la Revelación cristiana nada que hable de este tipo de manipulación de energía espiritual. «En ningún sitio la Escritura nos enseña a canalizar energía como hace el Reiki y suponer que Dios nos asistirá de una forma que Él no ha revelado que sea voluntad suya es un pecado de tentar a Dios», escribe el capellán de la universidad galesa.

Si esta ‘energía’ no definida tuviese alguna base real, ella también puede tener origen diabólico. Un cristiano tentado en la oscura práctica del Reiki, está menospreciando los caminos ya definidos por la doctrina católica para obtener curación, como son los sacramentos, los sacramentales y la oración por los enfermos.

Esta sospecha de orígenes siniestros del Reiki parece confirmarse cuando se lee a ciertos autores o maestros Reiki. Por ejemplo autores como Diane Stein, en su libro ‘Essential Reiki, aseguran que en los niveles elevados de esta práctica se «invocan» maestros espirituales, «guías», seres no visibles que conducen al practicante. Evidentemente esta invocación de espíritus indefinidos está prohibida por la doctrina católica. El Padre Leyshon asegura también que personas sometidas a un «toque curativo», que era Reiki aunque a veces no se dijese al paciente, luego han mostrado síntomas de actividad demoníaca en grado de «opresión».

Para tratar pastoralmente a quienes han practicado Reiki

El Padre Leyshon propone una pastoral ‘positiva’ para tratar a aquellos que se han visto afectados o que simplemente se han dejado fascinar por el Reiki.

Hay que insistir «en que los cristianos estamos comprometidos a no buscar ninguna fuente espiritual que no sea el Dios Trino y Uno, quien no ha revelado que el Reiki sea una forma de administrar Su Poder», expresa el sacerdote.

Se debe enfatizar también «en el verdadero poder sanador de Cristo, al que se puede acceder con los sacramentos, a través de los mecanismos de cuidado pastoral de la comunidad y mediante ministerios de oración de sanación explícitamente cristianos».

Evidentemente, el presbítero no deja de proponer la confesión sacramental. «El confesor debe estar listo para orar por liberación de influencias espirituales opresivas -algo que puede hacerse de forma inaudible- usando las directivas actuales del Vaticano, si hay evidencias de ‘obsesión’, a menudo en forma de una tentación recurrente en un área particular» (se remite al Canon 1172 del código de 1983, interpretado a la luz de la carta de Doctrina de la Fe de 1985 Inde ab aliquot annis). Casos más complejos que esos, recuerda, «están reservados al exorcista diocesano».

La página web del Padre es (www.drgareth.info)

Con información de ReligionenLibertad.com

 

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