Ciudad del Vaticano (Jueves, 31-01-2013, Gaudium Press) A la espera de la gigantesca y estruendosa réplica mediática mundial quedaron muchos, de la noticia «bomba» revelada el jueves pasado por el británico ‘The Guardian’, acerca de lo que serían bienes y finanzas secretas que la Santa Sede posee en Inglaterra y otros lugares, adquiridas con dinero dado por Mussolini.
Es claro el motivo que tendría el Vaticano para ocultar esos bienes y sus lucros: habrían sido adquiridos con dineros ofrecidos por uno de los más detestados dictadores de la Historia. Además se acusaba a la Iglesia de apoyar la causa contra los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Entretanto la nota no repercutió contra la Iglesia porque sencillamente es lo que los ingleses llaman algo «full of bluff», cosa que alardea sin sustancia.
«Se trata de un conjunto de noticias imprecisas o infundadas, puestas juntas de manera torpe y maliciosa, para sostener que el Vaticano habría construido un imperio inmobiliario internacional gracias a los ‘millones de Mussolini’, una fortuna que habría sido obtenida a cambio del reconocimiento del régimen por la Santa Sede en 1929 y sobre la cual existiría un gran secreto», afirmó el diario L’Osservatore romano en el artículo «No hay que maltratar la Historia», comentando la «bomba» de The Guardian.
«Para completar el cuadro -dice el periódico oficioso de la Santa Sede- documentos no especificados británicos del período de guerra, demostrarían las actividades de una sociedad controlada por el Vaticano contra los intereses de los Aliados».
Sobre el siniestro dinero de Mussolini, es simplemente conocer un poco de historia del S. XX para ver que no es tan ‘siniestro’, y que por el contrario, era mucho menos de lo que tenía que habérsele restituido a la Santa Sede.
En 1929 se firma entre el Vaticano y estado italiano el Pacto de Letrán, en el que este último indemniza a la Iglesia por territorios que eran de su pertenencia y que fueron usurpados durante la unificación de ese país. Es el propio texto de ese acuerdo el que especifica que la cifra entonces dada era «muy inferior a la que el Estado habría debido pagar a la Santa Sede». Esos acuerdos «fueron introducidos en la Constitución de la República Italiana en 1947», con el beneplácito ampliamente mayoritario de las partes involucradas. Todo es público, histórico y notorio.
Declaraciones del P. Lombardi
«Me dejó estupefacto el artículo de The Guardian, pues parece escrito por alguien que vive en los asteroides. Son cosas sabidas desde hace ochenta años. No revela nada que no se sepa», aseguró el portavoz vaticano P. Lombardi, comentando el hecho. El sacerdote jesuíta agregó que la existencia de inversiones por parte de la Santa Sede, con las sumas de la indemnización del Estado italiano «son conocidas desde aquella época o sea hace más de ochenta años».
El portavoz añadió: «Que la Administración del Patrimonio de la Santa Sede Apostólica, tenga una sección extraordinaria está escrito incluso en la guía telefónica del Vaticano». Esta es la sección que administra el patrimonio inmobiliario con el que la Santa Sede puede sostener oficinas y estructuras burocráticas.
Desmintiendo la acusación de que la Santa Sede apoyó financieramente la causa contra los aliados durante la Segunda Guerra, L’Osservatore Romano cita un artículo de Patricia McGoldrick, aparecido en la edición de diciembre de la revista The Historical Journal, de la inglesa Universidad de Cambridge, que justamente aborda esa problemática.
En el artículo, basado en una serie de documentos de los National Archives británicos -recientemente abiertos al público- se torna patente exactamente lo contrario de lo afirmado. O sea que, con legítimas inversiones en tiempo de guerra, realizadas especialmente en los Estados Unidos, la Santa Sede apoyó a los Aliados contra el nacionalsocialismo.
Con información de artículo de H. Mora en Zenit
Gaudium Press / S. C.
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