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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 06-02-2013, Gaudium Press) Este miércoles una vez más se realizó la tradicional Audiencia General. Millares de fieles y peregrinos fueron recibidos por Su Santidad el Papa Benedicto XVI que hizo para ellos la continuación de su catequesis recordando el tema propuesto para el Año de la Fe.
Continuó, entonces, el Pontífice en su meditación sobre el Credo: La profesión de fe inicia calificando a Dios como «Todopoderoso», y a seguir el Credo afirma que Dios es el «creador del cielo y de la tierra», recordando así la frase con la cual inicia la Biblia.
El Santo Padre enseñó que Dios es Padre como origen de la vida y que al crear Él muestra su omnipotencia. Es Dios quien establece el orden, la armonía y pone belleza en todas las cosas. Y Él no abandona a sus criaturas.
Es por eso que el mundo creado muestra vestigios de la acción divina y, para más allá de un análisis meramente fáctico, permiten vislumbrar la profunda verdad de la creación y el amor del que está impregnado.
Por medio de la revelación, el fiel puede leer en el gran libro de la naturaleza quién es Dios como Creador y Padre. Pero, el ápice de la creación es el hombre y la mujer, el ser humano: un ser pequeño en relación a la inmensidad del universo, sin embargo el único que fue hecho «a imagen de Dios», capaz de entender la sabiduría de su obra, reconociendo y alabando a través de ella al Creador.
Es por eso, dice el Papa, que el hombre goza de la protección especial de Dios, que fundamenta la inviolabilidad de la dignidad humana, frente a la tentación de ver en las personas simples objetos inanimados para la propia utilidad.
Vivir la fe implica reconocer la grandeza de Dios
El Santo Padre concluyó sus palabras afirmando: «Queridos hermanos y hermanas, vivir de fe significa reconocer la grandeza de Dios y aceptar nuestra pequeñez, nuestra condición de criaturas dejando que el Señor la llene con su amor. El mal, con su carga de dolor y sufrimiento, es un misterio que es iluminado por la luz de la fe, que nos da la certeza de librarnos de él».
Benedicto XVI profirió su catequesis en italiano, sin embargo, al final, como siempre acostumbra hacer, hizo un resumen de ella en varias lenguas. Él dijo en portugués:
Queridos hermanos y hermanas, en el Credo, confesamos que Dios es el «creador del cielo y de la tierra», como se lee en el Génesis Dios crea a través de su palabra: la vida surge, porque todo obedece a la Palabra divina.
En el vértice de la creación, aparece el hombre y la mujer: formados del polvo de la tierra, poseen el soplo vital de Dios, y cada vida humana está bajo su protección. Esta es la razón más profunda de la inviolabilidad de la dignidad humana.
Vivir en la fe quiere decir reconocer la grandeza de Dios y aceptar nuestra condición de criaturas. A veces, somos tentados a ver esta dependencia del amor creador de Dios como un peso del cual liberarse. Pero, yendo contra su Creador, el ser humano reniega su origen y su verdad, y el mal entra en el mundo con su penosa cadena de sufrimientos y muerte. Y, solos, no podemos salir de ella…
Las justas relaciones solo pueden ser reatadas, si Aquel, de quien nos alejamos, viene hasta nosotros y nos extiende la mano.
¡Es lo que hace Cristo! Recorre el camino del amor, humillándose hasta la muerte en Cruz, para volver a colocar en orden nuestras relaciones con Dios y con los otros. La Cruz se torna un nuevo árbol de la vida. (…) Descienda su Bendición generosa sobre vosotros y vuestras familias. (JS)
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