Marquette (Martes, 19-02-2013, Gaudium Press) Mons. Alexander Sample, Obispo de Marquette y recientemente designado Arzobispo de Portland, emitió una Carta Pastoral en la cual dispone una «renovación auténtica» de la música sacra en la diócesis, de acuerdo a lo estipulado en el Concilio Vaticano II y de acuerdo a la tradición de la Iglesia. «La belleza, dignidad y ambiente de oración de la Misa depende en gran medida de la música que acompaña la acción litúrgica», señaló el prelado.
La música sacra debe prepararse adecuadamente y corresponder a la belleza y dignidad de la Liturgia, recordó el Obispo de Marquette. |
Según explicó Mons. Sample al informativo diocesano U.P. Catholic, el texto hace parte de una disposición más grande que el Obispo preparaba sobre la totalidad de la liturgia, pero que limitó a la música sacra debido a su inesperado nombramiento como Arzobispo de Portland, sede que ocupará desde el próximo 02 de abril. «La primera sección de la Carta Pastoral sobre la Sagrada Liturgia que debía ser terminada era esta pieza sobre la música sacra», relató el Obispo. «Decidí emitirla como una carta independiente».
Según comentó el prelado, las disposiciones del documento ya habían sido divulgadas entre los músicos de la Diócesis, aprovechando una conferencia reciente y su publicación dará al próximo director de música sacra la autoridad suficiente para llevar a cabo la reforma y renovar la música sacra en la Diócesis. «Demasiado a menudo la música seleccionada para la Misa es reducida a un asunto de «gusto» subjetivo», comentó Mons. Sample en su Carta Pastoral. «Hay en realidad principios objetivos que ameritan estudio e implementación adecuada».
Una renovación auténtica
La Carta, titulada «Alégrense Siempre en el Señor», enuncia los principales aspectos de la historia de la música sacra y expone las directivas generales sobre la liturgia en este sentido. La adecuada y activa participación de los fieles, la formación de músicos aptos y la debida remuneración de los directores de música son considerados en el documento, al igual que las consideraciones sobre los tiempos suficientes de ensayo, la formación en la doctrina de la Iglesia y la preparación espiritual para participar en la Liturgia.
«Los libros litúrgicos (el Misal, el Gradual y el Leccionario) expresan la visión de que, como regla, cantamos la Misa en la Misa», destacó el Obispo, «en lugar de cantar canciones durante la Misa». El documento distingue las partes cantadas de la Eucaristía entre Ordinarias (Kyrie, Gloria, Sanctus y Agnus Dei), Propias (Entrada, Ofertorio, Comunión, Salmo y Aleluya, que varían de acuerdo al tiempo litúrgico) y las Oraciones y Diálogos (que incluyen algunos textos orados por el sacerdote y aquellos que responden los fieles).
La Carta Pastoral establece que en las parroquias se celebre una Misa Cantada cada domingo, con «noble simplicidad» de acuerdo a los parámetros señalados. En esa Eucaristía, el sacerdote deberá cantar las Oraciones y Diálogos según las melodías estipuladas en el Misal Romano. El Obispo también ordenó la especial preparación de la Misa de Resurrección, con sus variantes en inglés y canto gregoriano. Las parroquias con los recursos suficientes deben cantar los Propios de los tiempos litúrgicos y, en caso de sustituirlos por himnos, debe asegurarse de que se trate de música genuinamente sagrada, centrada en Dios.
Una disposición especial recuerda el necesario respeto de los textos litúrgicos del Misal Romano y el Leccionario, de forma que los cantos correspondan con fidelidad a la Liturgia. La carta también recuerda que el órgano de tubos «es el instrumento musical en mayor armonía con el espíritu de la Liturgia Romana», y señala las disposiciones particulares sobre el uso de otros instrumentos.
El Obispo concluyó su Carta Pastoral expresando su deseo de que la misma sea bien recibida por los católicos de la Diócesis «por el bien de una renovación auténtica de la Liturgia Sagrada de acuerdo a la enseñanza del Concilio Vaticano II y la mentalidad de la Iglesia». El prelado encomendó especialmente a los músicos de las iglesias la tarea de «responder a este llamado de renovación».
Con información de U.P. Catholic.
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