Ciudad del Vaticano (Jueves, 28-02-2013, Gaudium Press) El Santo Padre Benedicto XVI se despidió de los Cardenales presentes en Roma en la mañana del último día de su pontificado, jueves 28 de febrero de 2013. Tras las palabras que en nombre de los purpurados pronunció el Cardenal Angelo Sodano, Benedicto XVI dedicó un breve mensaje al Colegio Cardenalicio que tendrá la responsabilidad de elegir a sus sucesor en la Sede de San Pedro.
El Santo Padre Benedicto XVI se dirige a los Cardenales en el último día de su pontificado. Foto: Radio Vaticano. |
«Les doy la bienvenida a todos con gran alegría y saludo cordialmente a cada uno de ustedes», expreso Su Santidad, quien agradeció sentidamente el mensaje del Card. Sodano. El Santo Padre comparó su tiempo de pontificado junto a los Cardenales al camino de los discípulos de Emaús «a lo largo de estos años bajo la luz de la presencia de Cristo Resucitado».
El Pontífice agradeció la cercanía, el consejo y la ayuda de los purpurados en su ministerio pontificio. «En estos ocho años hemos experimentado en la fe momentos hermosos de luz radiante en el camino de la Iglesia y también tiempos cuando las nubes han oscurecido el cielo», relató el Papa. «Hemos intentado servir a Cristo y su Iglesia con amor profundo y total, el cual es el alma de nuestro ministerio».
Benedicto XVI recordó que la esperanza que la Iglesia aporta al mundo viene exclusivamente de Cristo, quien ilumina el camino. «Podemos agradecer juntos al Señor que nos ha ayudado a crecer en comunión, a orar juntos», afirmó el Santo Padre, quien destacó la profunda unidad que permite que el Colegio de Cardenales actúe «como una orquesta», en la cual la diversidad en la comunión «siempre contribuye a una armonía superior de concordia».
La Iglesia hace presente a Cristo en el mundo
«Quisiera dejarlos con un sencillo pensamiento que está cerca de mi corazón», comentó el Pontífice, quien citó un texto de Romano Guardini sobre la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. «La Iglesia no es una institución diseñada y construida sobre una mesa, sino una realidad viviente. Ella vive a lo largo del tiempo transformándose a sí misma, como un ser vivo, aunque su naturaleza permanece igual. En su corazón está Cristo».
Unos 150 mil fieles se congregaron en la Plaza de San Pedro en la última audiencia general de Benedicto XVI. Foto: Radio Vaticano. |
El Papa relacionó este concepto con su experiencia en la Plaza de San Pedro, cuando se despidió de los fieles presentes en la última audiencia general de su pontificado. «Pudimos ver que la Iglesia es un cuerpo vivo, animado por el Espíritu Santo, y vive verdaderamente por el poder de Dios. Ella está en el mundo, pero no es del mundo», afirmó el Santo Padre. «Ella es de Dios, de Cristo, del Espíritu, como lo vimos ayer».
Benedicto XVI también definió la Iglesia como «despertar en las almas» y explicó que la Iglesia vive en las almas de los fieles que , como la Santísima Virgen, «aceptan y conciben la Palabra de Dios por el poder del Espíritu Santo. Ellos ofrecen a Dios su carne y en su propia pobreza y humildad se hacen capaces de dar a luz a Cristo en el mundo de hoy».
«A través de la Iglesia, el misterio de la Encarnación permanece presente para siempre», continuó el Santo Padre. «Cristo continúa caminando en todos los tiempo y todos los lugares. Permanezcamos unidos, queridos hermanos, a este misterio, en oración, especialmente en la Eucaristía diaria, y de esta forma sirvamos a la Iglesia y a la humanidad. Esta es nuestra alegría que nadie puede quitarnos».
Benedicto XVI reiteró a los Cardenales su compromiso de mantenerse cercano en la oración, especialmente durante los días de la transición papal, «para que todos ustedes sean dóciles a la acción del Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa, a quien, desde ahora, le prometo incondicional reverencia y obediencia».
El Santo Padre concluyó su alocución impartiendo su Bendición Apostólica sobre el Colegio Cardenalicio, al cual reiteró su afecto y gratitud.
Con información de Radio Vaticano.
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