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Santuario mariano en Estados Unidos crea "Orden de Caballería" para el servicio litúrgico

La Crosse (Lunes, 04-03-2013, Gaudium Press) En el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Estados Unidos, una nueva iniciativa se propone revivir el ideal de la caballería medieval para llevar el servicio litúrgico de los acólitos a un nivel más alto de excelencia y compromiso. Los Caballeros del Altar de Nuestra Señora, creados siguiendo una idea del Card. Raymond Leo Burke, Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, constituyen una fraternidad de niños y jóvenes que asisten a un programa de formación en liturgia y profundizan el significado de este servicio para el testimonio cotidiano de la fe en todos los aspectos de la vida.

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El Card. Burke expresó a National Catholic Register que desde la fundación del Santuario deseaba «que hubiera un grupo de jóvenes para asistir la sagrada liturgia del Santuario. Uno de los aspectos más importantes del mismo es que la sagrada liturgia sea celebrada dignamente». Esta tarea fue realizada por Fray Joseph Schmitze, religioso de la Orden de Frailes Franciscanos de la Inmaculada. El fraile optó por inspirarse en la tradición de la caballería medieval: «Quería algo que se pudiera enfocar en la formación interna de los chicos, más que en el solo servicio, algo que los ayudara a perseguir una vida de santidad como la forma esencial de hacer que su servicio a Cristo sea digno», explicó.

Caballeros marianos para el servicio litúrgico

Este ideal es la figura del Caballero, «un hombre formalmente admitido al servicio del rey y, através de él al servicio de los demás. Su vida era una de sacrificio personal y trabajo por el reino y el establecimiento de la paz en los corazones de su gente», comenta la presentación oficial de la iniciativa. Este ideal se enfoca en el presente no a un gobernante humano, sino a Dios, en cumplimiento del primer mandamiento: «Amarás a Dios con todo todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas».

Una vez elegido el modelo, el religioso quiso dotarlo de un carácter mariano. «Quise involucrar a Nuestra Señora porque, como muchos de los santos dicen, ella es el camino más rápido y seguro de alcanzar la santidad debido a su papel como Mediadora de Todas las Gracias», relató Fray Joseph. Justamente bajo este título, antecedido por el de Madre de Dios, se venera a la Santísima Virgen en la fraternidad, como parte fundamental del carisma de los Caballeros del Altar.

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El Cardenal Burke siendo asistido por los Caballeros del Altar, durante la liturgia. 

Los candidatos, de 10 años de edad en adelante, que deseen pertenecer a esta nueva Caballería deben avanzar en un proceso de tres niveles. Los «Pajes» son quienes asumen los deberes de ceroferarios (quienes portan las velas) y crucífero (quien lleva la Cruz). A los «Escuderos» se les confían el Sacramentario, las campanas y la patena. Los «Caballeros» sirven como turiferarios (quienes llevan el incienso) y como acólitos propiamente dichos. Esta distinción entre las funciones litúrgicas corresponde a la formación tradicional de los acólitos y en la fraternidad describe también el tiempo de formación de los miembros.

«Somos Caballeros del Altar que pertenecen a Nuestra Señora», explicó Fray Joseph. «Nos consagramos a ella y la miramos conscientemente para nuestra formación». La fraternidad acepta a niños desde los 10 años, quienes asisten a las formaciones y también a diversas actividades juveniles y culturales organizadas por su director local, y que se enfocan en desarrollar su camaradería y virtud.

El programa de formación

El Cardenal Burke expuso a CNRegister la importancia de la espiritualidad mariana en los Caballeros del Altar y el sentido del programa de formación. «Los niños aprenden un amor profundo a la Santísima Madre, y es un amor que todos deberíamos tener», destacó el purpurado. «Ella inspira en ellos la caballería porque es la más noble de todas las señoras – esa caballería espiritual, ese alto sentido de belleza y el elevado componente de ser dignos servidores en el altar».

El proceso de aprendizaje fue descrito por el prelado en cuatro sencillos niveles. «Primero el Hermano (Fray Joseph) los instruye en una vida de oración adaptada a su edad». Luego, la formación se enfoca en comprender «el profundo privilegio de servir en el altar, asistiendo al sacerdote que toma el lugar de Cristo». En esta etapa los niños y jóvenes comprenden mejor el valor de la Eucaristía. En un tercer punto, la formación «fomnta en ellos un deseo por la excelencia». Esta característica del servicio litúrgica fue destacada por el Cardenal. «Ellos pasan por varios niveles. No es fácil», agregó.

El cuarto punto es el fruto del camino realizado: «Si usted va a ser un Caballero de Nuestra Señora», explicó el Card. Burke, «ayudando a su Hijo, quien ofrece la Santa Misa a través del ministerio del sacerdote, tiene que vivir con la dignidad de un caballero». Quienes asumen este compromiso se esfuerzan por practicar las virtudes cristianas en todos los lugares y momentos de su vida.

Testimonio de vida y servicio

Según informó NCRegister, la iniciativa es acogida con entusiasmo por los jóvenes, quienes expresan su satisfacción por vivir de un modo más comprometido su fe católica. «Rezo el Rosario más a menudo y oro mucho más frecuentemente que lo que solía», comentó William Lehn, uno de los primeros Caballeros con honores, de 18 años de edad. «Llegas a estar muy cerca del Santuario, tan cerca del milagro de la Eucaristía. Es un honor sorprendente estar allí».

Esta experiencia profunda de la liturgia deja una huella en la vida de los jóvenes, quienes en opinión del Card. Burke, «considerarán su vocación a la luz de su servicio en el altar. Ya sea que estén llamados al sacerdocio, la vida religiosa o matrimonial, responderán a esa vocación con santidad». El propio purpurado recordó que su experiencia como acólito fue determinante para atender su vocación sacerdotal.

El Cardenal Burke comentó finalmente que el testimonio de esta fraternidad puede tener un efecto muy positivo sobre muchas comunidades locales. «La gente se conmueve mucho de ver a estos jóvenes tan dedicados en el servicio del altar», concluyó. «Esto los inspira en un sentido renovado del misterio y de su reverente participación.

Los Caballeros del Altar de Nuestra Señora esperan extender su apostolado en diferentes parroquias, y las reglas sobre las edades y tiempos de formación pueden adaptarse a las características locales de las comunidades, según señalaron en su presentación oficial. De igual manera proveen mayor información, ayudas de oración y manuales prácticos para el establecimiento de órdenes locales en su página web.

Con información de National Catholic Register.

 

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