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Roma (Martes, 05-03-2013, Gaudium Press) Días intensos viven desde ayer los Cardenales de la Iglesia Católica, quienes se encuentran reunidos en el Vaticano para las Congregaciones Generales, antesala de lo que será el Cónclave de donde se conocerá el nombre del próximo sucesor de Pedro.
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| Santuario de la Divina Misericordia en Roma |
En unión espiritual con los purpurados, para que el Espíritu Santo les ilumine y guíe la próxima elección; y en respuesta también a la invitación del Papa Emérito Benedicto XVI, quien una vez anunció su renuncia llamó a los fieles a orar por los Cardenales y el próximo Papa, varias Iglesias en Roma están realizando intensas jornadas de oración.
Una de ellas, es la Iglesia del Santo Espíritu in Sassia, situada contigua al Vaticano y que es conocida también como el Santuario de la Divina Misericordia de la Ciudad Eterna. El Templo, en cabeza de su Rector, Mons. Josef Bart, desde el inicio de la Sede Vacante está invitando a los fieles, así como a los peregrinos que se acercan al lugar, para que intensifiquen su oración por los Cardenales y el próximo Cónclave.
De esta manera, desde el pasado 28 de febrero -ultimo día de Benedicto XVI como Papa- el Templo ofrece las celebraciones de la Santa Misa por esta intención -especialmente la Misa por la Divina Misericordia que tiene lugar cada martes a las 17:00 horas-, así como la Coronilla de la Divina Misericordia -que se reza a diario-, y la oración del Vía Crucis de los viernes de este Tiempo de Cuaresma.
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| Fieles y peregrinos se acercan a las capillas de las reliquias para orar especialmente por el Cónclave. |
Asimismo, una especial intercesión se viene pidiendo al Beato Juan Pablo II y a Santa Faustina Kowalska, patronos del Santuario y cuyas reliquias son veneradas en el lugar. No es raro ver por estos días a fieles y peregrinos acercarse a las capillas de las reliquias para orar especialmente por los jerarcas de la Iglesia Católica.
Este Santuario, cuyo Cardenal Titular es Fiorenzo Angelini, Presidente Emérito del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios, fue precisamente consagrado a la Divina Misericordia por el Beato Juan Pablo II.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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