Roma (Jueves, 07-03-2013, Gaudium Press) Una semana hace ya que Benedicto XVI renunció al Pontificado, y una semana también hace que inició la Sede Vacante. Pasados por algo de lluvia, los días en el Vaticano, donde desde el pasado lunes ocurren los encuentros previos al Cónclave con las Congregaciones Generales de los Cardenales, se desarrollan en relativa calma y con gran espectativa frente a la elección del próximo sucesor de Pedro.
Y Benedicto XVI, tal como ya se había estipulado, permanece en silencio y en oración en Castel Gandolfo. Muy poco se ha difundido de él en los medios de comunicación desde su traslado en helicóptero a la estancia estiva, donde permanecerá unos meses antes de transladarse a un convento dentro del Vaticano.
Lo cierto es que el hoy Papa Emérito ya es protagonista de varias líneas de la historia de la Iglesia. Además de ser el primero en llevar por título «Romano Pontífice Emérito» -distinción que ni siquiera recibió Celestino V, otro de los Papas cuya abdicación fue histórica-, y de ser el primer Pontífice de la historia reciente en renunciar al Pontificado, sobre todo tras el largo Ministerio Petrino del Beato Juan Pablo II; se puede decir que Benedicto XVI pasará a la historia por ser el «Apóstol y Custodio de la Fe».
Así lo dejan ver sus numerosos documentos, especialmente sus tres encíclicas -«Deus caritas est», «Spe salvi» y «Caritas in veritate»-, así como los tres volúmenes del libro Jesús de Nazaret en el que el Papa Emérito muestra en detalle al Jesús Histórico, y sus múltiples Cartas Apostólicas, por no mencionar otros escritos, que en conjunto dejan ver el anhelo de Benedicto de preservar y fortalecer la fe de los fieles.
Los días en el Vaticano transcurren en relativa calma. Así luce hoy la Plaza de San Pedro |
Entre sus documentos, no se puede dejar de lado su Carta Apostólica «Porta Fidei», con la que el Pontífice Emérito convocó el año de la fe -aún en curso-, que puede hoy considerarse una de las principales herencias que dejó a los fieles de la Iglesia.
«‘La puerta de la fe’, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida» , escribe asi Benedicto XVI al iniciar su Carta Apostólica.
Por lo pronto, se sabe que el Pontífice Emérito continuará sirviendo a la Iglesia que guió por casi ocho años, pero en oración e intercediendo por las necesidades de sus pastores y fieles.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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