París (Jueves, 07-03-2013, Gaudium Press) El Cardenal André Vingt-Trois, Arzobispo de París, presidió el pasado 27 de febrero de 2013 las exequias del religioso Pierre-Marie Delfieux, fundador de las Comunidades de Jerusalén, una orden religiosa inspirada en la «espiritualidad del desierto» de Charles de Focault, vivida en medio de las ciudades. El purpurado destacó la importancia de la vida contemplativa, que calificó como «una reserva de fuerza espiritual», vital para la Iglesia en el mundo de hoy.
El Cardenal Ving-Troits durante la Eucaristía celebrada en la Catedral de Notre Dame, en París. |
La Eucaristía fue concelebrada por numerosos sacerdotes y contó con la asistencia de los frailes y religiosas de las Comunidades de Jerusalén, al igual que el sector laical del movimiento y numerosos fieles en los que se destacaba la cantidad de jóvenes estudiantes presentes. El Cardenal destacó la importante misión de las comunidades dedicadas a la vida de piedad y la contemplación, «que pueden pasar totalmente ocultas a nuestros ojos», pero que alimentan la confianza, que «Dios derrama en nuestros corazones como un regalo».
El prelado destacó la presencia de los religiosos en París y el apoyo que han prestado a la misión de la Iglesia y recordó sus experiencias personales junto al Hermano Pierre-Marie, quien dirigió una peregrinación a Tierra Santa la que se unió el Cardenal. «Tuve la oportunidad de descubrir la riqueza del Evangelio en los lugares donde Jesús vivió y habló, y la riqueza del Evangelio que brilló a través de quien fue nuestro guía», relató. «Por lo tanto, puedo hablar de esta motivación, este poder, esta fuerza evangélica que vivió en el corazón de Pierre-Marie Delfieux».
El Cardenal Ving-Troits dedicó unos momentos a reflexionar sobre la vida de fe en la sociedad actual y la importancia de nutrir la espiritualidad en la relación de amor con Dios. También en las grandes ciudades, «Dios obra el corazón de los hombres, Él no descansa en su camino de la misericordia para satisfacer el corazón humano, que busca la libertad». Como expresión de ese actuar de Dios en medio de las multitudes, valoró la presencia de las comunidades religiosas como oasis de fe y trascendencia. «Una vida contemplativa en el corazón de la ciudad no es sólo una experiencia exótica en comparación con otras formas de vida monástica, es una manera de unirse y participar en la batalla espiritual que marca la experiencia de Iglesia», destacó.
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