La Iglesia hace su camino en el mundo sin ser del mundo, dice Arzobispo de Maringá, Brasil.

Maringá (Martes, 12-03-2013, Gaudium Press) «El mundo de los santos y de los papas» es el título del más reciente artículo de Mons. Anuar Battisti, Arzobispo de Maringá, Brasil. En el texto, el prelado explica que el inicio de la historia de los papas está en la Sagrada Escritura cuando Jesucristo dijo al apóstol Pedro «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». El apóstol era llamado Simón, y Cristo le da el nombre de Pedro, que en griego significa piedra, roca.

Mons. Anuar Battisti, Arzobispo de Maringá, Brasil.

De acuerdo con el Arzobispo, Cristo expresa que el apóstol sería la piedra firme, la roca inquebrantable que daría sustento a la Iglesia, a pesar de ser una persona humana, frágil y sujeto a toda y cualquier limitación. Delante de este llamado, agrega Mons. Anuar, él está destinado para «apaciguar a las ovejas» (Juan 21,17), como pastor que conoce sus ovejas y da la vida por ellas.

«El Papa, por tanto, es el sucesor de Pedro, el centro de la unidad de toda la Iglesia ‘es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad, ya sea de los Obispos, ya sea de la multitud de los fieles’ (Concilio Vaticano II: LG n° 23). Más que una autoridad a promulgar dogmas y enseñar la doctrina, el Papa es el vínculo de unidad y de comunión de toda la Iglesia».

La Iglesia es de Cristo

Para el prelado, el secreto de la Iglesia para mantenerse viva como un cuerpo vivo milenario, atravesando siglos, culturas, guerras, discordias, y siempre firme, es la certeza de que no son los  humanos quienes conducen este barco, pues el barco es de Jesús, que escoge y llama a hombres, personas simples, humildes, para estar en el lugar de Él, y con Él tornar visible la casa, la asamblea reunida.

Por eso Jesús afirma: «Donde dos o más estén reunidos en mi nombre yo estaré en medio de ellos» (Mt 18,20). Según Mons. Anuar, la presencia de Jesús, incluso a veces cuando parece que Él está durmiendo en el barco, es la garantía de anclar en puerto seguro, de la calma en mar revuelto, de la tranquilidad en tiempos difíciles. El prelado destacó que Cristo calma, tranquiliza y pregunta: “¿por qué tienes miedo?” Las olas del mar nunca serán más fuertes que el barco del Maestro, afirmó.

«En estos días de aprehensión y curiosidad sobre quién asumirá el timón del barco, que es la Iglesia, los medios nacionales e internacionales escogieron algunos nombres llamados de papables. En este elenco divulgado, no podían faltar dos de nuestros cardenales brasileños. Yo fui abordado varias veces para hablar de ellos, pues los conozco de larga data. El hombre a ser escogido será sorpresa para todos», resalta.

El ambiente entre los Cardenales

Por último, el arzobispo compartió una conversación por teléfono que tuvo con Mons. João Braz Cardeal Aviz, en esos días en reunión de los Cardenales en Roma. Él decía: «Aquí entre nosotros no hay nombres favoritos, nadie comenta nada sobre éste o aquel. Estoy impresionado con el clima de amistad y de apertura de corazón existente en nuestras reuniones. Es la primera vez que participo y estoy admirado por el ambiente de confianza y compañerismo».

«Así la Iglesia hace su camino en el mundo sin ser del mundo (Jn 17,10). Esta Iglesia es santa y pecadora, hecha de hombres y mujeres santos y de papas santos. Para mí, Benedicto XVI dio una señal pública y notoria de santidad al reconocerse limitado, incapaz físicamente hablando, para estar en el timón del barco. Solo es capaz de actitudes heroicas, de gestos que tocan el corazón, aquel que se dejó moldear por el Amor verdadero, por el servicio desinteresado, por la autoridad discreta», concluyó Mons. Anuar. (FB-JS)